"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro"
2.ª Pedro 1:19

martes, 30 de marzo de 2010

La Soberanía de Dios Y La Responsabilidad del Hombre

Al estudiar el tema relacionado con la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre (respecto a la salvación), es importante tener una posición bíblica equilibrada. Muchos han errado al enfatizar un lado de la verdad, descuidando el otro lado. El péndulo oscila a extremos ridículos, pasando por alto la verdad que está en algún lugar entre ambos. En este estudio nuestro deseo es dejar que las Escrituras hablen por sí mismas y examinar ambos lados del asunto.

La Palabra de Dios enseña claramente tanto la soberanía de Dios como la responsabilidad del hombre. A veces estas verdades parecen ser irreconciliables para nuestras diminutas y limitadas mentes. No podemos entender cómo ambas pueden ser verdad. Dios no nos ha dicho que tenemos que entender plenamente estas cosas; sin embargo, tenemos que inclinarnos humildemente ante la autoridad de Su Palabra y creer lo que Dios ha revelado, aunque no podamos comprenderlas bien. La soberanía divina y la responsabilidad humana son como las líneas del tren. Cuando las miramos, parecen ser paralelas y no podemos ver cómo podrían unirse, pero cuando las miramos a mucha distancia en el horizonte, se tocan. Así es con estas verdades que Dios nos revela. Nosotros tenemos problemas para ver cómo se juntan, pero en la mente de Dios no hay problema alguno.

Se produce un problema cuando los hombres enfatizan una verdad en desmedro de la otra. La verdad de Dios debe mantenerse en un cuidadoso equilibrio y no debemos ir en dirección a ninguno de los extremos. La responsabilidad del hombre no debe ser sobre enfatizada en desmedro de la soberanía de Dios y la soberanía de Dios no debe ser sobre enfatizada en desmedro de la responsabilidad del hombre. Ambas cosas están reveladas claramente en las páginas de las Escrituras y ambas tienen que ser creídas y aceptadas como la verdad de Dios.

El Dr. Harry Ironside dio la ilustración de un pecador que viene a la puerta de la salvación (Juan 10:9). Sobre la puerta hay un letrero que dice, “El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17). El pecador responde a esta generosa invitación, confía en Cristo y es salvo gloriosamente. Ahora se vuelve y mira hacia la puerta por la que acaba de entrar. El ve sobre la puerta otro letrero que dice, “Escogido en Él antes de la fundación del mundo” (Efesios 1:4). Ambas cosas son verdad. Ambas son enseñadas en la Biblia. Ambas deben ser creídas.

El señor Robert Anderson, en el prefacio de su libro Forgotten Truths (Verdades Olvidadas), dijo esto: “Durante lo primeros años de mi vida cristiana me sentía perplejo y angustiado por la suposición de que las sencillas y llanas palabras de las Escrituras, como Juan 3:16; 1 Juan 2:2, 1 Timoteo 2:6, no eran verdad, salvo en un sentido misterioso que solo los iniciados entienden. Porque, se me había dicho, que la verdad más importante de la soberanía divina en la elección impedía tomarlas literalmente. Pero hace medio siglo un amigo de aquellos días- el finado Dr. Horatius Bonar- me libró de ese extrañamente prevaleciente error. Me enseñó que hay verdades que nos pueden parecer irreconciliables porque nuestras mentes finitas no pueden entender al Infinito; nunca debemos permitir que nuestra defectuosa comprensión de los eternos consejos de Dios sean un obstáculo para nuestra incuestionable fe en las palabras de las Sagradas Escrituras.”


En este estudio dejaremos que la Biblia hable por sí misma, presentando ambos lados de la materia. Consideraremos ciertos asuntos relacionados con la soberanía de Dios y la responsabilidad del hombre:


LA SOBERANÍA DE DIOS

(Dios tiene que salvar)


LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE

(el hombre tiene que creer)

Los que son salvos, se lo pueden agradecer solo a Dios

Los que se pierden, solo se pueden culpar a sí mismos

“Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de Tu poder” (Salmo 110:3)

“Abre tu boca, y yo la llenaré. Pero Mi pueblo no oyó Mi voz, e Israel no me quiso a Mí. Los dejé, por tanto, a la dureza de su corazón; caminaron en sus propios consejos. ¡Oh, si me hubiera oído Mi pueblo, si en Mis caminos hubiera andado Israel! (Salmo 81:10-13).

“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque ÉL salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21)

“No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” (Lucas 2:10-11).

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar” (Mateo 11:27)

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

“Respondiendo Simón Pedro, dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16:16-17).

“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis” (Juan 8:24).

“Mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22).

“¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! (Mateo 23:37).

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” (Juan 15:16).

“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron” (Mateo 4:19-20).

“Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida” (Juan 5:21).

“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” Juan 5:24).

“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí…”(Juan 6:37a)

[Todo lo que el Padre me da”—ver Juan 6:37,39; 17:2,6, 9, 11, 12,24].

“…y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37b).

“Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de Él, viene a mí. ..Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6:44,45,65).

“Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que viene a mí, nunca tendrá hambre; y el que en mi cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6:35).

“Y no queréis venir a mí para que tengáis vida” (Juan 5:40). [Dios quería darles VIDA; ellos no querían venir a Cristo].


“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare” (Hechos 2:39).

“Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (Hechos 2:47).

“Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2:37-38).

“Sed salvos de esta perversa generación” (Hechos 2:40).

“Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna” (Hechos 13:48).

“Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de Él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en Él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13:38-39).

“Lidia…y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía” (Hechos 16:14).

“Y sacándoles, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos le dijeron: Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo” (Hechos 16:30-31).

“No hay quien busque a Dios” (Romanos 3:11).

“Para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros…Dios es galardonador de los que le buscan” (Hechos 17:27; Hebreos 11:6).

“…(los que) por la gracia” (Hechos 18;27a)

“…habían creído” (Hechos 18:27b).

“Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó” (Romanos 8:30).

“La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en Él…Mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 3:22; 4:5).

“Pues los hijos no habían aún nacido, ni habían hecho aún ni bien ni mal, para que el propósito de Dios conforme a la elección permaneciese, no por las obras sino por el que llama…Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia…De manera que de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece” (Romanos 9:11,15-16,18).

“El que creyere en Él, no será avergonzado… Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo…Todo aquel que en Él creyere, no será avergonzado. Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan; porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo…Pero acerca de Israel dice: Todo el día extendí mis manos a un pueblo rebelde y contradictor” (Romanos 9:33; 10:9; 11-13; 17; 21).

“Según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo…Habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad” (Efesios 1:4-5).

“A fin de que seamos para alabanza de Su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo. En Él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:12-13).

“Porque por gracia sois salvos…por medio de la fe” (Efesios 2:8).

“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios respecto a vosotros, hermanos amados por el Señor, de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad, a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo” (2 Ts. 2:13-14)

“Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos…a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts. 2:10, 12).

“Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito Suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9).

“Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad…porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen” (1 Timoteo 2:3-4; 4:10).

“Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo” (1 Pedro 1:2).

“Y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 Pedro 1:21-22).

“Y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:14).

“Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).

Los que son salvos, se lo pueden agradecer solo a Dios; los que se pierden, solo pueden culparse a sí

mismos. Dios recibe todo el crédito por la salvación del hombre; el inconverso tiene que asumir toda la culpa y la responsabilidad por su condenación eterna. La persona salva dice con gratitud, “Estoy en el cielo por causa de Dios.” La persona perdida tiene que decir honestamente, “Estoy en el infierno por culpa mía.” Los que están condenados nunca podrán culpar a Dios o decir, “Estoy condenado porque Dios no me escogió.” Su condenación no se basa en que Dios los rechazó a ellos, sino en que ellos rechazaron a Dios: “El que no creyere será condenado” (Marcos 16:16). “A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino se complacieron en la injusticia” (2 Tesalonicenses 2:12 y comparar con el v.10). “Y no queréis venir a mi para que tengáis vida” (Juan 5:40).

El hombre no contribuye a su propia salvación. Esa es obra de Dios, “no por obras para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9). Dios no contribuye a la incredulidad del hombre. Esa es obra del hombre. Es Dios quien salva. El hombre tiene que creer. Dios tiene que recibir toda la gloria y todo el crédito: “A fin de que nadie se jacte en Su presencia…Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor” (1 Corintios 1:29,31). El incrédulo tiene que asumir la culpa. El creyente salvado por gracia puede cantar con gratitud, “A Dios sea la gloria, grandes cosas ÉL ha hecho.”

¿Quieres saber realmente que eres uno de los elegidos de Dios? Entonces ven como un pobre pecador y acepta Su invitación, porque ÉL dice, “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Mateo 11:28). Si haces eso, eres uno de los escogidos de Dios. Recuerda, la elección es asunto de Dios, déjalo en Sus manos. Creer es asunto TUYO; hazlo y Dios no fallará. Jesús unió ambos en un versículo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí”. Nótese ahora el resto del versículo: “Y al que a mí viene, no le echo fuera” (Juan 6:37). Esa es TU parte. Si vienes, puedes estar seguro que fue la obra de Dios Mismo lo que te motivó.-- Dr. M.R. DeHaan (de Nuestro Pan Diario).

Busqué al Señor y después supe que Él me motivó a buscarlo-al buscarme a mí;

No es que yo te encontrara, oh Salvador; Tú me encontraste a mí. Anónimo

Ejemplos de Hombres Malvados Cumpliendo el Plan de Dios

LA SOBERANÍA DE DIOS


LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE

“Porque para preservación de vida me envió Dios…Dios me envió delante de vosotros…para daros vida (Génesis 45:5,7)


“Yo soy José vuestro hermano, el que vendisteis para Egipto… me vendieron acá” (Génesis 45:4-5)

…mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo” (Génesis 50:20)

“Vosotros pensasteis mal contra mí…

“A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado…

…pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!” (Lucas 22:22).

“A éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios..

…prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole” (Hechos 2:23).

“Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que Su Cristo había de padecer” (Hechos 3:18).

…Su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando éste había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor de la vida”

(Hechos 3:13-15).

“Para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera” (Hechos 4:28).

“Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor, y contra Su Cristo. Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel” (Hechos 4:26-27).

“Para ilustrar la presunción y el feo exclusivismo de algunos calvinistas extremos, lo siguiente es un verso de un antiguo himno bautista:
Somos los pocos escogidos del Señor. Que todos los demás sean condenados;

Hay suficiente lugar en el infierno para ustedes; no queremos un cielo atestado.

(Citado por Robert Summer en The Biblical Evangelist).

¿REPROBACIÓN?

La Elección (Dios escogiendo desde el principio a algunos para salvación) es enseñada en la Biblia

La Reprobación (Dios escogiendo desde el principio a algunos para la condenación) no es enseñada en la Biblia

“Dios os ha escogido desde el principio para salvación” (2 Tesalonicenses 2:13).

La Biblia no enseña que Dios haya escogido desde el principio a algunos para condenación. ¿Por qué se condena la gente? ¿Porque no ha sido escogida? No, este mismo pasaje de 2 Tesalonicenses dice que perecen “porque no recibieron el amor de la verdad.” Ellos perecen porque “no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia” (2 Ts.2:10,12)

“Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros (por Dios) desde la fundación del mundo (Mt.25:34)

Nota: Después de leer el v.34 esperaríamos que el v. 40 dijera: “Apartaos de mí, malditos, al lago de fuego preparado (por Dios) para vosotros desde la fundación del mundo.” Pero la Biblia no dice eso. En cambio leemos: “Entonces también dirá a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).

“Y para hacer notorias la riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que Él preparó de antemano para gloria” (Romanos 9:23).

Nota: Basados en el v.23 esperaríamos que el v.22 dijera: “Los vasos de ira que Dios ha preparado de antemano para destrucción.”

Pero la Biblia no dice eso. En cambio dice: “¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar Su ira y hacer notorio Su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción?” (Romanos 9:22). [No dice que Dios preparó es esta gente para destrucción].

Lo siguiente fue escrito por C.H.M.


ÉL, bendito sea Su Nombre, no se ha encerrado dentro de los estrechos límites de alguna escuela doctrinal, alta, baja o moderada. ÉL se ha revelado a Sí Mismo. ÉL ha dado a conocer los secretos profundos y preciosos de Su corazón. ÉL ha expuesto Sus eternos consejos en cuanto a la Iglesia, a Israel, a los Gentiles y a la vasta creación. El hombre bien puede tratar tanto de encerrar el océano en baldes, como encerrar el amplio alcance de la revelación divina dentro de los débiles cercos de los sistemas doctrinales humanos. No puede hacerse y tampoco debe tratar de hacerse. Es mucho mejor dejar de lado los sistemas teológicos y las escuelas de divinidad, y venir como niño a las eternas fuentes de la Sagradas Escrituras, y beber allí las vivas enseñanzas del Espíritu de Dios.

Nada es más dañino para la verdad de Dios, más agotador para el alma o más perturbador para el crecimiento y progreso espiritual, que la mera teología- alta o baja- calvinista o arminiana. Es imposible que el alma progrese más allá de los límites del sistema al cual está ligado. Si se me enseña considerar los “Cinco Puntos” como “la fe de los elegidos de Dios”, no pensaré en mirar más allá de eso, y un glorioso campo de verdades celestiales estará cerrado a mi alma. Estaré atrofiado, estrecho, desequilibrado; pero no solo eso, sino estaré en peligro de llegar a ese duro y estéril estado del alma que resulta de ocuparse con meros puntos doctrinales en vez de estar ocupado con Cristo.

Un discípulo de la escuela de alta doctrina no oirá el evangelio universal—del amor de Dios por el mundo—las buenas nuevas para toda criatura bajo el cielo. Solo ha recibido un evangelio para los escogidos. Por otra parte, un discípulo de la escuela baja o arminiana no oirá de la eterna seguridad del pueblo de Dios. Su salvación depende en parte de Cristo y en parte de ellos mismos. De acuerdo con este sistema, el canto de los redimidos debería ser cambiado. En lugar de “Digno es el Cordero”, deberíamos agregar “y dignos somos nosotros.” Podemos ser salvos hoy y estar perdidos mañana. Todo esto deshonra a Dios y roba al cristiano de toda verdadera paz.


C.H. Mackintosh, “One Sided Theology” (Teología Desequilibrada). The Mackintosh Treasury.

DESEAS SEGUIR A CRISTO?..vas a sufrir: John Piper-John Piper




http://jesustesalvo.blogspot.com/2009/03/sufrir-por-el-que-te-dio-la-vida-sufrir.html

La verdadera esencia del avivamiento (Parte 2)(Por Charles Haddon Spurgeon)

Por Charles Haddon Spurgeon
Predicador Bautista del “Tabernáculo Metropolitano” de Londres
(1834-1892)

II. Y ahora seguiré con la segunda parte del asunto, sobre el cual debo ser más breve. En LA IGLESIA MISMA, vista como un cuerpo, esta plegaria debe ser un solemne e incesante ruego: “Oh, Jehová, aviva tu obra!”

En la era presente hay un triste descenso en la vitalidad de la piedad. Esta edad se ha vuelto la edad de las formas, en vez de la edad de la vida. Volvamos unos cien años atrás cuando se puso la primera piedra para construir este edificio donde adoramos a Dios. Eran los días de la vida divina, y del poder, enviado de lo alto. Dios revistió a Whitefield de poder: él predicaba con una majestad y una fuerza que pocos serían capaces de reproducir; no porque fuera él algo en sí mismo; sino porque Su Amo le dio estos dones. Después de Whitefield vinieron varios grandes y santos hombres. Pero ahora, señores, hemos caído en los malos tiempos. Ya casi no hay hombres en este mundo; ya casi no quedan. Casi no tenemos hombres en nuestro gobierno que manejen las políticas correctamente y casi tampoco con respecto a la religión. Tenemos quienes realizan las tareas, y de forma externa todo parece seguir la forma antigua, pero los hombres que se atrevían a ser singulares, es decir singulares en el sentido de que querían hacer lo correcto y aborrecían la impiedad, ya casi no se ven. En comparación con la era puritana, ¿dónde están nuestros maestros en Biblia y rectores? Aquellos Howes, aquellos Charnocks. ¿Podríamos juntar tantos nombres como antes que se podían listar más de cincuenta a la vez? No lo intentaría. Tampoco podríamos traer aquella galaxia de gracia y talento que siguió a Whitefield. Pensemos en Rowland Hill, Newton, Toplady, Doddridge, y tantos otros que no habría tiempo de mencionar. Se han ido, se han ido; Sus venerables cenizas duermen en el polvo, y dónde están sus sucesores? Preguntemos ¿Dónde? Y el eco nos responderá ¿Dónde? No hay ninguno. Sucesores de estos hombres, ¿dónde están? No los ha levantado Dios aun, y si lo ha hecho, no los habéis encontrado. Hay predicación, y ¿qué es esto? “Oh, Señor, ayuda a tu siervo a predicar, y enséñale por medio del Espíritu lo que debe decir.” Luego se lee el sermón. Un insulto al Altísimo Dios! Tenemos predicaciones pero de esta clase. Esto no es predicación. Esto es hablar muy bonito y muy finamente, con gran elocuencia, digamos en el sentido mundanal, pero ¿dónde está la predicación verdadera, como la de Whitefield? ¿Han leído alguna vez alguno de sus sermones? Ustedes no lo considerarían elocuente; más bien sus expresiones eran rudas, frecuentemente parecían desconectadas; y se dice mucho de la forma en que declamaba; lo cual caracterizaba en gran parte su discurso. Pero, ¿dónde estaba su elocuencia? No en las palabras que usted puede leer, sino en el tono en que las decía, en la sinceridad con que las expresaba, en las lágrimas que siempre corrían por sus mejillas, en el derramamiento de su alma mientras predicaba. La razón de su elocuencia radicaba en el significado de las palabras. Él era elocuente, porque hablaba de corazón – desde la profundidad del alma. Podemos notar que cuando hablaba de verdad creía lo que decía. No predicaba por contrato, como una máquina, sino que predicaba lo que sentía que era la verdad, y lo que no podía dejar de predicar. Si le escuchaban predicar, podía notarse que si este hombre no predicara se moriría, porque lo hacía como si fuera una necesidad imperante para él, y con todas sus fuerzas él llamaba a los hombres diciendo: “Ven, Ven!, Ven a Jesucristo, y cree en Él!” Ahora, esto es lo que falta en nuestro tiempo. ¿Dónde? ¿Dónde está la pasión? No la encontramos ni en el púlpito ni en las bancas, en la medida que la deseamos; y es una triste, triste edad, cuando se mofan de la pasión por el evangelio, y cuando el verdadero celo que debería caracterizar al púlpito se considera simple emoción o fanatismo. Pido a Dios que nos hiciera tales fanáticos aunque el resto de la gente se burle y despreciara nuestro entusiasmo. Consideramos el mayor fanatismo de este mundo dirigirse al infierno, el mayor entusiasmo de esta tierra el amor al pecado en vez de a la justicia; y no consideramos ni fanáticos ni emocionales a aquellos que buscan obedecer a Dios antes que a los hombres, y seguir a Cristo en todos sus caminos. Repetimos entonces, que una triste prueba de que la iglesia necesita avivamiento es la ausencia de esa pasión ardiente que alguna vez se veía en los púlpitos Cristianos.

La ausencia de sana doctrina es otra prueba de la necesidad de avivamiento. ¿Saben a quiénes llaman Antinomianos ahora? ¿A quiénes tildan de “hipers?” ¿De quiénes se burlan y rechazan por considerarlos con error en su fe? ¿Por qué lo que antes se llamaba “ortodoxo” ahora se trata como herejía? Podemos retroceder a los días de los padres Puritanos, a los artículos que alguna vez abrazó la Iglesia de Inglaterra, a la predicación de Whitefield, y podemos decir que esa predicación, es la que amamos; y las doctrinas que fueron antes proclamadas. Pero como escogimos proclamarlas ahora también, somos considerados extraños y raros; y la razón es que la sana doctrina ha decaído en gran manera. Veamos cómo empezó el descenso: Primero que todo, aunque las verdades fueron creídas, los ángulos fueron suprimiéndose. El ministro creía en la elección, pero no utilizaba esa palabra, por temor de que el diácono sentado en aquella banca se fuera a incomodar. Creía que todos los hombres estaban perdidos, pero no lo anunciaba positivamente porque si lo hacía, había una dama en desacuerdo, - y ella había dado tanto para la capilla – podría ser que no volviera a la iglesia; así que mientras él sí creía esta verdad, y la anunciaba en cierto sentido, trataba de pulir estas ásperas esquinas un poquito. Al final se llegó a esto. Los ministros decían, “Creemos estas doctrinas, pero no consideramos que sea apropiado predicarlas a la gente. Dijeron: “Es verdad, las grandes doctrinas de la Gracia, fueron predicadas por Cristo, por Pablo, por Agustín, por Calvino, y hasta esta era por sus sucesores, y son ciertas, pero es mejor evitarlas – hay que tratarlas con mucho cuidado; son muy elevadas y peligrosas, y es mejor no predicar de eso; aunque creemos que es verdad, no nos atrevemos a predicarlas. Después de eso vino algo aún peor. Dijeron para sí mismos, “Bueno, si estas doctrinas no se deben predicar, talvez no sean tan verdaderas”; y luego otro paso más y rehusaron por completo predicarlas. No lo dijeron expresamente, talvez, pero lo decían, pero insinuaban que estas doctrinas de la gracia no eran tan verdaderas, y como si los que sí las creíamos fuéramos los intrusos, “nos echaron de la sinagoga”. Así que pasaron de mal a peor; y si ustedes leen el estándar según los maestros en divinidad de esta época, y lo comparan con el estándar según los maestros en divinidad de los días de Whitefield, se darán cuenta de que no concuerdan. Ahora tenemos una “nueva teología”. ¿Nueva Teología? ¿Por qué? Es una teología que ha destronado a Dios y ha puesto al hombre en el trono, una doctrina de hombres, y no la doctrina del Dios Eterno. Necesitamos un avivamiento de sana doctrina una vez más en medio de la tierra.

Y la iglesia en general, es posible, que necesite una avivamiento de real compromiso en sus miembros. Todavía no somos los hombres de Dios que podemos pelear Sus batallas. Todavía no tenemos la entrega, el celo, que antes tenían los hijos de Dios. Nuestros ancestros fueron hombres de roble, hombres de sauce. Nuestro pueblo, ¿dónde está nuestro pueblo? Son fuertes en doctrina cuando andan con hombres fuertes en doctrina; pero débiles y titubeantes cuando andan con otros, y cambian tan frecuentemente a como cambian de compañía; a veces dicen una cosa, y a veces dicen otra. No son hombres que pudieran ir a la hoguera a morir; no son hombres que saben cómo morir diariamente para estar listos a enfrentar la muerte cuando se presente. Echemos un vistazo a nuestras reuniones de oración, con algunas excepciones aquí y allá. Usted entra, habrán seis mujeres; y si acaso suficientes miembros para hacer cuatro oraciones. Mírelos. Se llaman reuniones de oración; reuniones de evasión deberían ser llamadas, porque la mayoría no asiste, sino que las evitan. Y también son pocos los que concurren a las reuniones de compañerismo, u otras reuniones que tienen el propósito de ayudarnos unos a otros en el temor del Señor. ¿Cómo es la asistencia a estas reuniones en cualquiera de nuestras capillas en Londres? Se dará cuenta que son una o dos capillas las que mantienen estas reuniones. Ah! Amigos míos, son tan pocos los que van, que juntando los de todas las iglesias, una o dos capillas en todo Londres sería suficiente para acomodarlos. No tenemos entrega, no tenemos vida, como una vez la tuvimos; si la tuviéramos, nos pondrían más sobrenombres de los que tenemos; si fuéramos más fieles a nuestro Maestro; no estaríamos tan tranquilos y confortables como lo estamos, si sólo sirviéramos a Dios mejor. Estamos convirtiendo a la iglesia en una institución en nuestra tierra – una honorable institución. Ah! Pensaría alguno, es una gran cosa que la iglesia sea considerada una institución honorable! Yo pienso que cuando se comienza a considerar así, es decir, cuando el mundo considera a la iglesia como algo aceptable a sus ojos, es porque hemos decaído. La iglesia debe ser desestimada por el mundo, y hasta maltratada, hasta que venga el día, cuando su Señor la honre a causa de que ella lo ha honrado a Él – en el día de Su retorno.

Amados, ¿Creen que es cierto que la iglesia necesita avivamiento? ¿Sí o No? Me responden que No, “No al grado que lo está exponiendo usted! Pensamos que la iglesia está en buena condición.” Ustedes pueden suponer que la iglesia está en buena condición; si es así, por supuesto no simpatizarán conmigo por predicar sobre este texto, y exhortarles a orar de esta manera. Pero sé que hay otros entre ustedes que sí están dispuestos a clamar, “La iglesia necesita un avivamiento”. Permítanme amonestarles, en vez de quejarse por el ministro de su iglesia, en vez de buscar fallas en las diferentes partes de la iglesia; clamen “Oh, Jehová, aviva tu obra”, Oh!, Dice alguno, “si tuviéramos otro pastor”. Oh! Si el compañerismo fuera diferente. Oh! Si el culto fuera diferente!, Oh! Si las predicaciones fueran mejores. ¡¡¡Como si hubiera predicaciones del todo!!! Yo digo: Oh! Si el Señor viniera a los corazones de los hombres! Oh! Si Él llenara de poder las formas que ustedes usan!. Ustedes no necesitan nuevas maquinarias o nuevas formas de hacer las cosas, ustedes necesitan la vida que hay en lo que tienen. Si hay una locomotora en la vía férrea y alguien dice traigan otro motor, y luego, traigan otro, y luego otro, no es que se necesite otro motor para que el tren se mueva. Encienda el motor! Y échele combustible, esto es lo que se necesita, de lo contrario el tren no se moverá nunca. No necesitamos nuevos ministros, nuevos planes, nuevas formas, aunque se pueden inventar muchas; para hacer que la iglesia sea mejor; lo que necesitamos es avivamiento en lo que se nos ha dado. Ya sea el hombre que predica en la capilla y por el cual está casi vacía, la misma persona por la cual las reuniones de oración son escasas; Dios puede hacer que la capilla esté llena, abrir las puertas de la iglesia, y traerle miles de almas a ese mismo hombre. No es otro hombre lo que se necesita; lo que se necesita es que este hombre tenga la vida que Dios da. No clamen por algo nuevo; no será más exitoso que lo que ya tienen. Más bien, clamen: “Oh, Jehová, aviva tu obra!”; He notado esto en diferentes iglesias, que el ministro ha lidiado con este problema. Ha intentado un plan, pensando que tendría éxito, luego ha intentado con otro plan; y tampoco. Use el viejo plan, pero póngale vida a ese plan. No necesitamos de nada nuevo. “Lo viejo es lo mejor” – aferrémonos a la forma antigua, pero es preciso que lo hagamos con vigor, con vida, o destruiremos la forma antigua. Oh!, Que el Señor nos diera esa vida. La iglesia quiere avivamientos frescos, como en los días de Cambuslang otra vez, cuando Whitefield predicaba con poder. Oh! Cuando cientos de personas se convertían bajo sus sermones. Se ha documentado que hasta dos mil casos creíbles de conversión ocurrían en un solo discurso. Oh! Anhelamos las épocas en que los oídos estaban listos a recibir la palabra de Dios, y cuando la gente deseaba beber de la palabra de vida, como en verdad lo es, la verdadera agua de vida, que Dios le da al alma moribunda! Oh! Anhelamos la época del verdadero sentir- la era de la profunda y continua pasión espiritual! Roguemos a Dios por esto; pidámoslo en súplica. Talvez Él tiene al hombre, o los hombres, en algún lado, que harán temblar la tierra de nuevo; talvez incluso ahora Él va a derramar su poderosa influencia sobre los hombres, que va a hacer que la iglesia sea en esta era tan gloriosa como lo fue en cualquier época pasada.




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La verdadera esencia del avivamiento (Parte 1)(Por Charles Haddon Spurgeon)

Por Charles Haddon Spurgeon
Predicador Bautista del “Tabernáculo Metropolitano” de Londres
(1834-1892)
iglesiareformada.com


Nota del Traductor

Con dolor vemos que muchísmas iglesias carecen de la vitalidad necesaria para cumplir con la comisión que les fue encomendada por el Señor y algunas otras están siendo arrastradas por un “falso avivamiento” basado en el emocionalismo. Esta reflexión, escrita hace más de cien años da justo en el clavo con respecto a lo que necesitan las iglesias de Dios y en general los que profesan el Cristianismo.

Alexander León J.

Avivamiento espiritual, La necesidad de la Iglesia.
“Oh Jehová, aviva tu obra, en medio de los tiempos” Habacuc 3:2

La religión verdadera es obra de Dios: es pre-eminentemente así. Si Él fuera a seleccionar de entre sus obras aquella que Él estima más, sin duda seleccionaría la verdadera religión. Él considera la obra de gracia aun más gloriosa que las obras de la naturaleza; y por lo tanto tiene cuidado de que esto sea conocido. Así que si alguien se atreve a negar esto, tendrá que enfrentarse a repetidos testimonios que demuestran que así es, que Dios es verdaderamente del autor de Salvación en el mundo y en los corazones de los hombres, y que la religión verdadera es el efecto de la gracia, y que es obra de Dios. Creo que el Eterno perdonaría antes el pecado de atribuir la creación del cielo y de la tierra a un ídolo, que el pecado de atribuir las obras de gracia a los esfuerzos de la carne, o a cualquier cosa aparte de Dios mismo. Es un pecado de gran magnitud suponer que hay algo en el corazón del hombre aceptable delante de Dios, a excepción de aquello que Dios mismo ha creado primero en él. Cuando se niega la obra de Dios en la creación del sol, se niega una verdad; pero cuando se niega que Él es quien realiza la obra de gracia en el corazón, se están negando cientos de verdades en una; porque la negación de esta gran verdad, que Dios es el autor del bien en las almas de los hombres, se están negando todas las doctrinas que sostienen los grandes artículos de fe, porque si hay algo en nuestras almas que nos puede llevar al cielo es la obra de Dios, y más aún, si ha de haber algo de bueno y excelente en Su iglesia, esto es completamente obra de Dios, de principio a fin. Creemos firmemente que es Dios quien despierta el alma que estaba muerta, verdaderamente muerta “en delitos y pecados”; que es Dios quien mantiene la vida de esa alma, y Dios quien consuma y perfecciona esa vida ahora y para siempre. No atribuimos méritos al hombre, solo a Dios. No nos atrevemos ni por un momento a concebir que hay métodos y medio que se puedan utilizar, excepto la obra de Dios, quien es el Alfa y la Omega, todo es del Señor. En consecuencia pensamos que hacemos lo correcto al aplicar la obra de la gracia divina, tanto en el corazón como en la iglesia; y entonces no encuentro otro texto más apropiado para el tema que tratamos que este: “¡Oh, Jehová, aviva tu obra!”

Primero, amados, confiando en que el Espíritu de Dios me ayudará, me dedicaré a aplicar el texto a nuestra alma de forma personal, y luego al estado de la iglesia en forma extensa, porque de cierto necesita que el Señor avive Su obra en media de ella.

I. Primero entonces a NOSOTROS MISMOS. Debemos empezar en el hogar. Muy frecuentemente queremos castigar a la iglesia, cuando la disciplina debería ser puesta sobre nuestros propios hombros. Vestimos a la iglesia como a un reo, la llevamos a juicio y queremos ejecutar sentencia sobre ella; le amarramos las manos, y despellejamos su temblorosa carne – encontrando faltas en ella cuando no la hay, y magnificando sus pequeños errores; cuando nosotros con demasiada frecuencia olvidamos los nuestros. Entonces, empecemos con nosotros mismos, recordando que somos parte de la iglesia, y que nuestra propia necesidad de avivamiento personal es la causa en gran medida del avivamiento en la iglesia en mayor escala.

Ahora, yo responsabilizo directamente a la gran mayoría de los Cristianos profesos – y me responsabilizo a mí mismo también – con la necesidad de un avivamiento de piedad en estos días. Creo que la gran masa de Cristianos en esta edad necesitan un avivamiento, y mis razonamientos son estas:

En primer lugar, miremos la conducta y conversación de muchos de los que profesan ser hijos de Dios. Es muy dañino para un hombre que ocupa el sagrado lugar de un púlpito adular a sus oyentes, y por lo tanto no haré tal cosa. La evidencia la tienen ustedes que se unen con iglesias Cristianas, y en la práctica van contra su profesión de fe.

Se ha vuelto muy común en estos días unirse a una iglesia; ir donde se encuentren Cristianos profesos y sentarse a la mesa del Señor, ya sea aquí o allá; pero ¿hay menos engaños de los que había antes? ¿Se cometen menos fraudes? ¿Se nota un mayor grado de moralidad? ¿Será que los vicios ya casi se han eliminado? No, no es esto lo que vemos. Esta época es tan inmoral como cualquier otra anterior a ella; todavía hay mucho pecado, aunque talvez esté tapado o escondido. La parte externa del sepulcro puede ser que esté más blanca; pero por dentro; los huesos están tan carcomidos como antes. Aquellos hombres que, en las revistas populares nos presentan una imagen de la vida en Londres, no tienen por qué modificar la verdad, podemos creerles – no tienen motivo para mentir; Y la imagen que nos dan con respecto a la moralidad de esta gran ciudad es devastadora. Está llena de criminales, llena de pecado; y digo que si todas las profesiones de fe que se hacen en Londres fueran verdaderas, no habría lugar para tantos lugares impíos como lo hay; no podría ser de ningún modo. Hermanos míos esto es conocido de todos, y el que lo niegue hablaría con falsedad, ya que lamentablemente no es garantía suficiente para medir la honestidad de un hombre el hecho de que pertenece a una iglesia, como debería de ocurrir. Esto es algo difícil de reconocer para los ministros Cristianos, pero si no lo decimos nosotros, y si los amigos no lo dicen, los enemigos lo harán; y es preferible que hablemos la verdad entre nosotros, y que se sepa que nos avergonzamos de esta situación, que los de afuera se enteren que negamos lo que deberíamos reconocer. Oh, señores, las vidas de muchos miembros de iglesias Cristianas proporcionan una grave causa para sospechar que no hay nada de bondad en ellas! ¿Por qué ese afán por conseguir dinero? ¿Por qué esa avaricia y codicia? ¿Por qué ese deseo de seguir el estilo y las maneras de un mundo malvado? ¿Por qué ese olvido de las necesidades de los pobres, ese mal trato a los obreros, y cosas similares, - Si los hombres son lo que profesan ser? Dios en el Cielo sabe que lo que estoy hablando es cierto, y muchísimos aquí lo saben también. Si fueran Cristianos al menos deberían anhelar el avivamiento; si es que hay vida en ellos, es solo una chispa que debe estar cubierta por montones de ceniza; tendrán que atizarla, Ay! Y también necesita removerse, para ver si, felizmente, algunas de las cenizas se apartan y la chispa puede encender. La iglesia quiere avivamiento en las personas de sus miembros. Los miembros de iglesias Cristianas no son ya lo que una vez fueron. Ahora está de moda ser religioso; ya no hay persecución como antes; y... Ah! Bueno ya casi lo dije: las puertas de la iglesia parece que también fueron quitadas con la persecución. La iglesia está, con pocas excepciones, del todo sin puertas; sus hijos vienen y van, salen y entran, del mismo modo como entran y salen de la Catedral de San Pablo, y lo hacen un lugar de paso, en vez de considerarla un lugar sagrado, santificado al Señor, y para la excelencia de la tierra, en el cual Dios tiene su deleite. Si este no es su caso personal, entonces no tiene de qué arrepentirse, ni tiene que confesar su pecado, pero si esta es su situación, Oh, humíllese bajo la poderosa mano de Dios; pídale que lo pruebe y lo lleve a cuentas, y si usted no es su hijo que le ayude a renunciar a su profesión falsa, para que no sea su ridícula vestimenta de muerte, su ropa de gala barata para ir al infierno. Si usted es Suyo, pídale que le dé más gracia, de modo que puede renunciar a la falsedad y a las necedades, y volverse a Él con verdadero propósito de corazón, como efecto de una piedad avivada en su alma.

En los casos donde la conducta y la profesión de los Cristianos es consistente, permítanme hacer una pregunta, ¿No es cierto que la conversación de muchos profesores de Biblia nos hace dudar del fruto de su piedad, o al menos nos impulsa a orar para que su piedad sea avivada? ¿Han notado la conversación de muchos que se llaman a sí mismos Cristianos? Podríamos vivir con ellos desde el primero de enero hasta el final de diciembre, y nunca tendríamos queja de que hablan mucho de religión, porque ni siquiera la mencionan. Escasamente mencionan el nombre del Señor. En la tarde del día del Señor se habla de sobre de los ministros de la iglesia, se les encuentran faltas tanto a este como a aquel, y se hacen toda clase de conversaciones, que podrían llamarse “religiosas”, porque tienen que ver con lugares religiosos. Pero ¿hablan alguna vez los que van a las iglesias, de lo que se dijo y se hizo, y de lo que el ministro sufre por el rebaño? ¿Recibe usted alguna vez el saludo de su hermano que le dice: “Amigo, ¿cómo prospera tu alma?" Cuando entramos en la casa de nuestros hermanos, ¿tenemos el interés principal de hablar de la verdad de Dios? ¿Piensan que Dios se asomará desde el Cielo para escuchar la conversación de su iglesia, como está escrito que “El Señor se inclinó y oyó, y fue escrito un libro en memoria para aquellos que temen a Jehová y que meditan en su nombre?" Yo declaro solemnemente, porque lo he observado detenidamente, y creo que imparcialmente, que la conversación de los Cristianos, aunque no se puede tachar de inmoral, sí se puede tachar por su calidad de Cristianismo. Hablamos muy poco de nuestro Señor y Dueño. La palabra “sectarios” ha calado tanto en medio nuestro, que no podemos mencionar a Cristo, para no ser tachados de sectarios. Yo soy un sectario entonces, y espero serlo hasta el día que muera, y me glorío en ello; porque no puedo entender cómo, en nuestros días, un hombre puede ser un Cristiano, verdadera y sinceramente, sin siquiera intentar merecer para sí mismo este título. ¿Por qué no hablamos de esta doctrina? Porque es posible que otros no crean así, o aún nieguen estas verdades; y preferimos la comodidad de conversaciones en las cuales todos estamos de acuerdo, y estos tópicos serán pues cosas mundanas y no espirituales. ¿No es esto cierto? ¿Y no es un triste pecado de nuestra parte, que tengamos que estar orando: “Señor, aviva tu obra en mi alma, para que mi conversación sea más semejante a la de Cristo, sazonada con sal, y dirigida por el Espíritu Santo”?

Aún una tercera observación. Hay algunos cuya conducta es todo lo que podríamos desear, su conversación es en gran parte relacionada con el evangelio, tiene sabor a la verdad; pero aún ellos han de confesar una tercera responsabilidad o culpa, la cual con dolor cargo sobre mí mismo; cual es, que hay muy poca comunión real con Cristo Jesús. Si por la gracia de Dios hemos sido capacitados para mantener una conducta tolerablemente consistente, y no se nos puede culpar de algo, cuánto tenemos que llorar por nosotros mismos, por falta de aquella santa comunión con Jesús que es la verdadera marca de un verdadero hijo de Dios, hermanos míos. Permítanme preguntarles: ¿Hace cuánto que han experimentado una visita de Jesús en la intimidad, de manera que puedan decir, “Mi amado es mío, y yo soy Suyo, Él apacienta en medio de los lirios?” ¿Hace cuánto que “él le llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre usted fue amor?” Talvez algunos de ustedes puedan decir, “Esta mañana le vi; contemplé su rostro con alegría, y fui alentado con su faz”. Pero temo que la mayor parte tendrá que decir, “Ah, señor, por meses he estado sin recibir el brillo de su rostro.” ¿Qué han estado haciendo entonces? Y ¿cuál ha sido el camino que han estado llevando? ¿Han gemido entonces cada día? ¿Han llorado cada minuto por ser esto así? “No!” Y deberían haberlo hecho. No puedo entender cómo nuestra piedad puede brillar de forma alguna, si no vemos la luz de Cristo y seguimos contentos como si nada. Sí es posible que los Cristianos pierdan a veces la comunión con Jesús; la conexión entre ellos mismos y Cristo puede afectarse severamente a veces, en cuanto a lo que los sentimientos les dictan; pero ellos han de lamentar y llorar esta pérdida de comunión con Dios. ¡Cómo puede ser! ¿Es Cristo tu Hermano, y vive Él en tu casa, y no has pasado tiempo en conversación verdadera con Él? Me parece que hay poco amor entre tú y tu Hermano, puesto que no has tomado el tiempo para compartir con Él en todo este tiempo. ¡Cómo puede ser! ¿Es Cristo el esposo de su iglesia, y no tiene ella comunión con Él? Hermanos míos, no quiero condenarlos, no quiero juzgarlos, pero por favor dejen que su misma conciencia hable dentro de ustedes. Mi conciencia hablará y así debe hablar la de ustedes. ¿No nos hemos olvidado de Cristo? ¿No hemos vivido demasiado sin tomarlo en cuenta? ¿No hemos estado bien contentos con el mundo, en vez de tener deseo por Cristo? ¿No hemos sido todos nosotros esa oveja querida, que ha bebido de la copa de su amo y se ha alimentado de su mesa? Entonces, ¿cómo es que preferimos irnos a alimentarnos lejos a las montañas, en vez de venir al hogar? Me temo que muchos de los pesares de nuestro corazón provienen de nuestra falta de comunión con Jesús. No muchos de nosotros somos la clase de hombres que, al vivir cerca de Jesús, conocen sus secretos. Oh! No; vivimos tan lejos de la luz de su rostro; y tan felices lejos de Él. Hagamos pues juntos esta oración, porque estoy seguro de que la necesitamos en alguna medida: “O Jehová, aviva tu obra!” Ay! Pero me parece escuchar por ahí a algún profesor decir: “señor, yo no necesito ningún avivamiento en mi corazón; soy todo lo que quiero ser”. ¡Arrodílllense hermanos míos! ¡Doblen sus rodillas por el que así piense! Él es el que necesita más oración de todos. Dice que no necesita avivamiento en su alma; pero necesita un avivamiento en su humildad, en cualquier medida. Si supone que él es todo lo que debe ser, y reconoce que es todo lo que quisiera ser, entonces su noción del Cristianismo es bastante pobre, o de lo que debe ser un Cristiano, además de ideas muy inadecuadas de sí mismo. Porque los que están en mejor condición espiritual, aún así desean avivamiento, y reconocen su situación y gimen por ella.

Ahora que creo que he argumentado con suficientes pruebas mi queja; permítanme notar en el texto algo que todos nosotros tenemos. No solo hay mal implícito en las palabras – “O Jehová, aviva tu obra”; más bien es evidente. Habacuc sabía cómo clamar. Oh Jehová, decía él, “aviva tu obra!”, Ah, y hay muchos de nosotros que queremos ver avivamiento, pero pocos de nosotros tenemos un verdadero sentimiento de necesidad por Él. Es una bendita marca de la vida interior, cuando sabemos cómo lamentar nuestro alejamiento del Dios viviente. Es fácil encontrar por cientos, a los que se han apartado, pero con dificultad hallamos a los que de verdad lamentan haberse alejado. El verdadero creyente, sin embargo, cuando se da cuenta que necesita avivamiento, no se sentirá feliz; sino que comenzará esa continua e incesante necesidad de clamar a Dios, el cual finalmente escuchará, y traerá la bendición del avivamiento sobre él. Este creyente no parará durante días y noches, no tendrá descanso, siempre clamando “¡Oh, Jehová, aviva tu obra!”

Permítanme mencionar algunos tiempos de clamor, que siempre ocurrirá al Cristiano que necesita avivamiento. Estoy seguro de que clamará siempre, cuando mire lo que el Señor ha hecho en su vida desde antes. Cuando medite en los montes Mizar y Hermón, aquellos lugares donde el Señor se le ha aparecido, diciendo, “Con amor eterno te he amado”, estoy seguro de que el Cristiano no puede recordar esas épocas sin derramar lágrimas. Si es lo que debe ser como Cristiano, o si piensa que no está en una correcta condición, siempre llorará al recordar el amor bondadoso de Dios que le ha sido mostrado en el pasado. Oh, siempre que el alma ha perdido la comunión con Jesús, no puede soportar recordar los “carruajes de Aminadab”; no puede pensar en “la casa del banquete”, porque hace tiempo que no ha estado allí; y cuando piensa en ello ha de decir,

“Las horas de paz que entonces disfruté,
cuán dulce memoria aún guardan.
Pero han dejado un vacío doloroso
Que el mundo jamás podrá llenar”

Cuando escucha un sermón que se relaciona con la gloriosa experiencia del creyente que está en estado saludable, querrá tapar sus oídos y decir, “Ah! Esa fue mi experiencia una vez; pero aquellos días felices han pasado. El sol se ha puesto; aquellas estrellas que una vez alumbraron mi oscuridad se han ido; Oh! Si yo pudiera sostenerlo de nuevo; Oh! Si yo pudiera ver su rostro una vez más!; Oh! Anhelo aquellas dulces visitas de lo alto; Si esta es tu situación, te sentarás por los ríos de Babilonia y llorarás. Llorarás al recordar cuando subías a Sión – cuando el Señor era precioso para ti, cuando Él llenaba tu corazón de la plenitud de Su amor. Aquellos tiempos serán tiempos de clamor, cuando recuerdes “las lágrimas en la mano derecha del Altísimo”.

También, para un Cristiano que desea avivamiento, las ordenanzas serán momentos de clamor. Subirá a la casa de Dios; pero dirá cuando salga, “Ah! Qué cambio tan terrible! Antes iba con la muchedumbre que guarda el día del Señor y lo santifica como precioso. Al elevar las canciones mi alma tenía alas, y arriba subía teniendo su nido en las estrellas; cuando se ofrecía la oración, yo podía decir con devoción, ‘Amén’; pero ahora, el predicador da el sermón como antes, mis hermanos se edifican como antes; pero el sermón me parece seco, sin sentido. No está la falta en el predicador, la falta está en mí mismo. El himno es el mismo – la misma dulce melodía, como armonía pura; pero mi corazón está pesado; las cuerdas de mi arpa se han reventado, y no puedo cantar”; y aquél Cristiano volverá a los benditos medios de gracia, suspirando y sollozando, porque sabe que desea avivamiento. De forma específica, en la Cena del Señor pensará, cuando se siente a la mesa, “Oh! Qué bellas temporadas tuve aquí antes! Al partir el pan y beber el vino que mi Señor me presenta.” Añorará los tiempos en que su alma era llevada como al séptimo cielo y se convertía la casa verdaderamente en “casa de Dios y puerta del cielo”. Pero ahora, dice, “es pan, solo pan seco para mí; es vino, vino sin sabor, sin dulzura alguna del paraíso en él; Bebo, pero en vano. No estoy pensando en mi Cristo. Mi corazón no se levanta; mi alma no eleva pensamientos como debería acerca del Él!” y entonces el Cristiano comenzará a clamar de nuevo – “Oh, Jehová, aviva tu obra!”

Pero no los detendré más en este asunto. A aquellos entre ustedes que saben que son de Cristo, pero sienten que no están en la condición que desean, porque no le aman lo suficiente, y no tienen aquella fe en Él que deserían tener, solo les preguntaría: ¿Se lamenta usted de esto? ¿Puede clamar ahora? Cuando siente que su corazón está vacío - ¿se trata de un vacío que duele? Cuando siente que sus ropas están sucias - ¿puede lavarlas con sus lágrimas? Cuando piensa que su Señor se ha ido - ¿levanta usted la bandera negra del duelo y grita, “Oh, mi Jesús! Oh, mi Jesús! No me dejes? Si no hace esto, entonces le exhorto a que lo haga. Hágalo, hágalo; y quiera el Señor darle la gracia para continuar haciéndolo, hasta que venga el momento en que su alma reviva.

Y recuerde, en último lugar, con respecto a este punto, que el alma, cuando de verdad es traída a reconocer su propio estado, por causa de su alejamiento de Dios, nunca disfrutará a menos que clame y se vuelva en oración y ruego, y hasta que no ore como estamos diciendo: “Oh, Jehová, aviva tu obra”. Algunos de ustedes dicen talvez, “sí señor, siento mi necesidad de avivamiento, y tengo la intención de comenzar esta tarde, en cuanto salga de aquí, de revivir mi alma” NO lo diga, y, sobre todo, no trate de hacerlo, porque nunca lo logrará. No tome decisiones con respecto a lo que va a hacer; sus buenos propósitos van a quebrarse en cuanto los formule, y sus propósitos mal logrados solo servirán para aumentar el número de sus pecados. Yo les exhorto, en vez de tratar de avivar sus propias almas, ríndanse en oración. No digan, “Me voy a avivar”, más bien clamen “Oh, Señor, aviva tu obra!” Y déjenme decirles esto con toda solemnidad, ustedes nunca se habrían percatado de la triste situación de sus almas y de cuánto se han alejado de Dios, hasta que ustedes mismos hablen de la necesidad personal de avivamiento. Un soldado herido en batalla no se cura a sí mismo sin tener medicina, ni va a un hospital por sí mismo cuando ha sido herido en la batalla. Esto es lo mismo que pensar que usted se puede reavivar a sí mismo sin la ayuda de Dios. Te advierto que no lo intentes, no busquen hacer cosa alguna para reavivar sus almas, hasta que hayan reconocido que lo primero que se debe hacer es dirigirse al Señor en humilde oración suplicando Su poder – si usted no ha clamado “Oh, Jehová, aviva tu obra”

Recuerde, es Aquel que primero le dio vida, el mismo que lo puede mantener con vida; y Aquel que lo ha mantenido con vida ha de restaurar su vida también. Aquel que lo ha preservado de caer en el fondo del abismo, cuando sus pies casi han resbalado, es el único que puede ponerlo sobre la roca, y establecerte con seguridad. Comience, entonces, por humillarse renunciando a toda forma de auto-confianza o esperanza de reavivarse a sí mismo como Cristiano, en vez de esto, hay que empezar con firme oración y sincera súplica delante de Dios:
“Oh, Señor, lo que yo no puedo hacer, hazlo tú! Oh, Jehová, aviva tu obra!”


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sábado, 13 de marzo de 2010

Frases y Citas-¿Porque no llega un avivamiento?-Prt.3


***
En esta hora trágica el mundo yace en tinieblas y la Iglesia yace en la luz; pero ambas duermen. Así Cristo es «herido en casa de sus amigos». La flaccida iglesia militante és señalada burlonamente como la ig lesia impotente. Gastamos cada año montañas de papel y ríos de tinta reimprimiendo los muertos productos de cerebro humanos, mientras el Espíritu Santo viviente está buscan de hombres dispuestos a pisotear su vano orgullo cultural, deshinchar su propio yo y confesar que, teniendo vista están ciegos. Hombres dispuestos a comprar, por el precio de quebrantamiento de corazón y sinceras lágrimas, el ser ungidos con
colirio divino para ver las cosas como son.

Leonard Ravenhill

Los hombres de Dios necesitan ser columnas de fuego: hombres guiados por Dios para guiar un pueblo mal dirigido. Pablos apasionados para levantar a tímidos Timoteos. Hombres de llama para brillar y encender a hombres de renombre, ganándolos para Cristo. Necesitamos hombres de oración para dirigir noches de oración...
Leonardo Ravenhill

Dadme el amor que traza el camino.
La fe que nada puede hacer desmayar.
La esperanza que no avergüenza.
La pasión que arde como fuego.
Que no me hunda en el lodo para ser estorbo a los que pasan
Hazme tu combustible, llama de Dios.
Amy Wilson Carmichael

Hay pecado en el campo, hay traición.
¿Será en ti, será en mí?
Hay motivo en nuestras filas para la derrota.
¿Está en mí, Señor?
Pecado de egoísmo o de vanidad
Impiden la bendición en jóvenes y viejos,
Algo que detiene la bendición de Dios.
¿Está, Señor, en mí?
¿Está en mí, en mí?
¿Está, Señor, en mí?
La suprema necesidad hoy día es poder de lo Alto.
C. G. Finney

Si Cristo esperó ser ungido del Espíritu Santo arcífa de salir a predicar, ningún joven debería atreverse a subir a un pulpito antes de haber sido ungido por el Espíritu Santo.
F. B. Meyer

No puedo obrar mi salvación, Pues mi Señor lo hizo por mí; Mas cuál esclavo trabajaré Y por amor te serviré, Querido Hijo de Dios.
Autor desconocido

Ante el hecho de la cruz, decidme: ¿no es un escándalo que tú y yo vivamos como vivimos?
Alan Redpath

Tan pronto como cesaremos de sangrar, cesaremos de ser bendición.
Dr. J. H. Jowett
***


Frases y Citas-¿Porque no llega un avivamiento?-Prt.2


***
"Pero el Espíritu Santo no nos engaña ni disimula nada si nos
sometemos a su infalible escrutinio. Jesús dijo (al ciego):
«¿Qué quieres que te haga?» El le respondió: «Señor, que recobre la vista» (Marcos 10:51). Pidamos vista, vista espiritual, interior y exterior. Entonces, como Isaías, miraremos arriba y veremos al Señor con toda su santidad miraremos a nuestro interior y veremos nuestra necesidad de limpieza y poder; miraremos fuera y veremos a un mundo que perece y necesita un Salvador.
«Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruebame, y conoce mis pensamientos y ve si hay en ellos camino de perversidad, y guíame por el camino eterno» (Salmo 139:23-24).
Entonces habrá unción en el pulpito y movimiento en los bancos de la iglesia.

¿No confiamos demasiado, hoy día, en el brazo de carne? ¿No pueden ser hechas hoy día las mismas maravillas que en el tiempo antiguo? ¿No están hoy día los ojos del Señor recorriendo toda la tierra para mostrar su poder a quienes ponen su confianza en El? ¡Oh, que Dios me diera más fe práctica en El! ¿Dónde está el Dios de Elias? Pues está esperando a algún Elias que le llame."
James Gilmour de Mongolia.

Conocemos el poder de la oración, por los esfuerzos de los malos espíritus para distraernos durante el divino trabajo; y experimentamos el fruto de la oración por la derrota de nuestros
enemigos.

Juan Clímacus

Cuando nosotros acudimos a Dios en oración, el diablo sabe que vamos a proveernos de poder en su contra, y por esto se opone tanto como puede.
R. Sibbe

Yo busqué a un hombre.
Ezequiel 22:30

Elias era un hombre.
Santiago 5:17

La persona que pudiera inducir a muchos creyentes a orar levantaría el más grande despertamiento que el mundo haya conocido. La falta no está en Dios. «El es poderoso para hacer conforme al poder que obra en nosotros». El problema para Dios hoy día no es el Ateísmo, ni la Religión falsa, ni el Liberalismo o Modernismo. El problema para Dios es el Fundamentalismo muerto.
Paul S. Rees

«¿Es la carrera de la vida tan amable y las comodidades del hogar tan apetecibles para ser comprados con mi infidelidad y mis ojos secos sin oración? En el día final, ¿tendrán que acusarme los millones que perezcan, de mi materialismo, adornado con unos pocos textos de las Sagradas Escrituras?»
¡Que el Dios Todopoderoso lo impida! Yo no sé qué camino van otros a tomar, pero en cuanto a mí, digo: Dame un despertamiento en mi alma, en mi iglesia y en mi nación, o DAME LAMUERTE.
Patrick Henry

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Frases y Citas-¿Porque no llega un avivamiento?-Prt.1


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Una religión de mera emoción y sensacionalismo és la más terrible de las maldiciones que puede sobrevenir a cualquier pueblo. La ausencia de realidad es bastante triste, pero la pretensión de ello es un pecado mortal.
S. Chadwick

Conviene quitar la idea de que la fe es un heroísmo espiritual propio tan solamente de espíritus selectos. Hay, ciertamente, héroes de fe; pero la fe no es sólo para héroes. Es un asunto de madurez u hombría espiritual. Es madurez, a la que todos pueden llegar.
P. T. Forsyth

Cuando Dios se propone hacer una misericordia grande con su pueblo, la primera cosa que hace es invitarles a orar.
Matthew Henry

Verdad sin entusiasmo, moralidad sin emoción, ritual sin vida, son cosas que Cristo condenó rotundamente. Con falta de fuego la religión se convierte en una filosofía sin Dios, un sistema ético o una superstición.
S. Chadwick

El llamamiento de la cruz es, por tanto, entrar en esta pasión de Cristo. Debemos tener sobre nosotros la marca de los esclavos.
Gordon Watt


Mi alma pide con fervor hacer tu voluntad, Pues si moriste Tú por mí, ¿qué me podrás negar?
Desconocido


El despertamiento no es más milagro que una cosecha de trigo. El despertamiento viene del cielo cuando almas heroicas entran en conflicto, determinadas a vencer o morir, o si es necesario, vencer y morir. «En el Reino de los cielos hace fuerza y los valientes lo arrebatan.»
Carlos C. Finney

La causa de Dios está encargada a los hombres. Dios mismo confía en los hombres. Los hombres de oración son los vicerregentes de Dios, que hacen su obra y llevan adelante sus planes.
E. M. Bounds

La oración es el remedio soberano.
Roberto Hall

La oración es el ácido que prueba la devoción.
Samuel Chadwick


¡Oh!, que podamos ser nosotros profundamente conmovidos por el estado languideciente de la Causa de Cristo hoy día sobre la tierra, por las entradas del enemigo y las desolaciones que ha producido en Sión. ¡Ay!, que un espíritu di indiferencia, o por lo menos de fatalístico estoicismo, nos mantiene helados a muchos de nosotros.
A. W. Pink


Todos los despertamientos empiezan en la cámara secreta; ningún corazón arde en fe sin mucha conversación secreta con Dios, y nada puede sustituir su falta.
Berridge

Me parecía como si hubiera bajado del cielo y estuviera enajenado en Dios; a menudo, cuando salía de orar, estaba blanco como la pared.
A.D

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miércoles, 10 de marzo de 2010

¿POR QUÉ NO LLEGA EL AVIVAMIENTO? en PDF




INDICE
Prólogo
Prefacio del autor a la tercera edición
Prefacio
1. Por encima de todas las cosas consigue unción
2. La oración se apodera de lo eterno
3. Un llamamiento a la unción en el púlpito: acción en los bancos de la iglesia
4. ¿Dónde está el Dios de Elías?
5. El despertamiento en un cementerio
6. El despertamiento tarda porque
7I. ¿Es la predicación ardiente por las almas un arte perdido
8I. Creyentes incrédulos
9. Se necesitan profetas para el día del desastre
10. Fuego enciende fuego
11. ¿Por qué no se mueven?
12. La iglesia pródiga en un mundo pródigo.
13. Se necesita un profeta para predicar a los predicadores
14. El edificador de un imperio para Dios
15. Marcado para Cristo
16. «¡Dame hijos o me muero!»
17. La hez del mundo
18. La oración es tan vasta como Dios
19. Como va la iglesia así va el mundo
20. Conocido en el infierno


Pueden descargar el libro en PDF desde Aquí

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martes, 9 de marzo de 2010

La Oración se apodera de lo Eterno

Por Leonard Ravenhill

Ningún hombre es más grande que su vida de oración. El pastor que no ora está jugando en religión; el pueblo que no ora está extraviado. El pulpito puede ser un escaparate de humanos talentos, pero la cámara de oración no tiene ventanas al exterior.

Pobre como se muestra la Iglesia hoy día en tantas cosas, lo es más en cuanto a la oración. Tenemos muchas organizaciones, pero pocos penitentes; muchos espectáculos y actores, pero pocos orantes; muchos cantores, pero pocos corazones heridos; grandes pastores y débiles guerreros de Cristo; mucho aparato, pero poca pasión; muchos actuantes, pero pocos intercesores; muchos escritores, pero pocos luchadores. Fallando en esto fallamos en todo.

Los dos requisitos para una vida cristiana victoriosa son visión y pasión; ambos son nacidos y sustentados por la oración. El ministerio de la predicación está abierto a pocas personas, pero el ministerio de la oración —el más elevado de todos los ministerios humanos— está abierto a todos. Los adolescentes espirituales dicen: «Hoy no iré al templo; sólo es una reunión de oración.» Creo que Satán tiene poco que temer hoy día de los pulpitos. Pero experiencias pasadas le obligan a levantar todo su infernal ejército en contra del pueblo de Dios cuando ora. Los cristianos modernos conocen poco aquello que Jesús dijo de «atar o desatar»; aunque la promesa es para nosotros: «Todo lo que vosotros atareis...» ¿Lo has realizado recientemente? Dios no es pródigo con su poder; pero para ser mucho para Dios tenemos que estar mucho con Dios.

Este mundo está precipitándose al infierno con una velocidad tal que el más veloz aeroplano es, al lado de tal marcha, como una tortuga; sin embargo, ¡ay!, pocos de nosotros pueden recordar la última noche que dejaron de acostarse para pasarla en vela ante Dios en demanda de un despertamiento mundial. No nos sentimos movidos a compasión. Confundimos el andamio con el edificio. La predicación de nuestros días, con su pálida interpretación de las divinas verdades, nos hace tomar la acción por unción, la comunión por nuevo nacimiento, y los balbuceos por despertamiento.

El secreto de la oración es el orar en secreto. El pecador cesa de orar y el que ora cesa de pecar. Somos mendigos en bancarrota, pero no estamos quebrantados, ni aun ligeramente doblados.

La oración es profundamente simple y simplemente profunda. «La oración es la más sencilla forma de hablar, simplemente infantil; sin embargo, es tan sublime que sobrepasa y agota todo vocabulario humano. Una catarata de palabras ardorosas tan grande como la del Niágara no impresiona a Dios ni le mueve. Una de las más ardientes y profundas intercesoras del Antiguo Testamento no tenía palabras.» Sus labios se movían, pero su voz no se oía. Ninguno expresión lingüística. Hay «gemidos indecibles», que no pueden ser expresados con palabras.

Estamos tan por debajo del nivel del Cristianismo novo-testamentario que no conocemos la clase de fe histórica de nuestros padres espirituales (con sus implicaciones y operaciones) y sólo conocemos la fe histórica de nuestros contemporáneos. La oración es para el creyente lo que el capital para el negociante.

¿Puede alguien negar que el afán de la iglesia moderna es por dinero? Sin embargo, lo que más preocupa a la iglesia de nuestro tiempo es lo que menos preocupaba a la iglesia apostólica. Nuestro énfasis es sobre donativos, el suyo era sobre oración. Cuando damos podemos edificar un buen local; cuando ellos oraban el local temblaba.

En los días del Nuevo Testamento la inspiración del Espíritu sacudía el infierno. En cambio, en nuestros días, la oración que vence al mundo, nunca había sido dejada por tantos, al cuidado de tan pocos. Sin embargo, no hay sustituto para esta clase de oracion; o la practicamos o morimos.


Una religión de mera emoción y sensacionalismo és la más terrible de las maldiciones que puede sobrevenir a cualquier pueblo. La ausencia de realidad es bastante triste, pero la pretensión de ello es un pecado mortal.
S. Chadwick


Conviene quitar la idea de que la fe es un heroísmo espiritual propio tan solamente de espíritus selectos. Hay, ciertamente, héroes de fe; pero la fe no es sólo para héroes. Es un asunto de madurez u hombría espiritual. Es madurez, a la que todos pueden llegar.
P. T. Forsyth


Cuando Dios se propone hacer una misericordia grande con su pueblo, la primera cosa que hace es invitarles a orar.
Matthew Henry


Verdad sin entusiasmo, moralidad sin emoción, ritual sin vida, son cosas que Cristo condenó rotundamente. Con falta de fuego la religión se convierte en una filosofía sin Dios, un sistema ético o una superstición.
S. Chadwick


El llamamiento de la cruz es, por tanto, entrar en esta pasión de Cristo. Debemos tener sobre nosotros la marca de los esclavos.
Gordon Watt


Mi necesidad cumple tu plenitud, y tengo mi todo en Ti
Desconocido



He visto rostros sobre los cuáles la Sagrada Paloma aparecía invisiblemente.
Carlos Lamb hablando de los Cuáqueros


Fervientes en espíritu: sirviendo al Señor.
El Apostol Pablo


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Tomado del Libro, ¿Porque no llega el avivamiento?
Leonar Ravenhill Capitulo II

NO SEAS LIVIANO, Tim Conway



Video visto en el canal de youtube de naaragonzalez
http://www.youtube.com/user/naaragonzalez

Esperando en Dios - Andrew Murray


Solamente en Dios descansa mi alma; de El viene mi salvación. (Salmo 62:1)

Si la salvación viene verdaderamente de Dios, y es enteramente obra suya, como fue nuestra creación, resulta, de modo natural, que nuestro principal deber es esperar en El para que haga la obra como a Él le agrade. El esperar pasa a ser el único camino para llegar a la experiencia de la plena salvación, el único camino, en realidad, de conocer a Dios como el Dios de nuestra salvación.


Todas las dificultades que se pueden esperar, impidiéndonos la plena salvación, tienen su origen en esto: el conocimiento y la práctica deficientes de esperar en Dios.

Todo lo que la Iglesia y sus miembros necesitan para la manifestación del gran poder de Dios en el mundo es regresar a nuestro lugar debido, el lugar que nos corresponde, lo mismo en la creación que en la redención, el lugar de una dependencia absoluta e incesante en Dios. Esforcémonos por ver cuáles son los elementos que hacen esta espera en Dios bendita y necesaria. Puede sernos de ayuda para descubrir las razones por las que la gracia es tan poco cultivada, y sentir lo infinitamente deseable que es que la Iglesia, y nosotros mismos, descubramos este bendito secreto a cualquier precio.


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INICIANDO EL DÍA EN SU PRESENCIA



Qué hermoso es que en la hora de la mañana, el lazo que nos une a Dios sea firmemente amarrado, de tal manera que durante las horas que tengamos que movernos en la prisa de los hombres o de las obligaciones, y podamos escasamente pensar en Dios, el alma pueda ser guardada pura y estar a salvo.

¿Cuál es el principal motivo que nos hará amar y guardar con fidelidad la oración de la mañana? Si la tomamos simplemente como una obligación, y una parte necesaria de nuestra vida religiosa, pronto se convertirá en una carga. O, si el pensamiento principal fuera nuestra felicidad y nuestra seguridad, aquello no supliría el poder para hacerlo realmente atractivo. Solo una cosa será suficiente, y es, el deseo por la comunión con Dios.

Es por eso que fuimos creados a semejanza de Dios. Es aquello en lo que esperamos pasar la eternidad. Solo eso puede adecuarnos para una vida verdadera y bendecida, ya sea aquí o en el futuro. Tener más de Dios, conocerle mejor, recibir de Él la comunicación de su amor y de su fuerza, y tener nuestra vida llena de Él, es para esto que nos invita a entrar en la cámara secreta y cerrar la puerta.

Es en el altar secreto, en la vigilia de la mañana, que nuestra vida espiritual es tanto probada como fortalecida. Allí está el campo de batalla en donde se decidirá cada día si Dios va a tenerlo todo, y si nuestra vida será de absoluta obediencia. Si realmente vencemos ahí, y nos libramos de nosotros mismos para estar en las manos de nuestro Dios Todopoderoso, la victoria durante el día es segura.

Es allí, en la cámara secreta, en donde la prueba será dada si en verdad nos deleitamos en Dios, y si hacemos nuestro objetivo amarle con todo nuestro corazón. Permita entonces que esta sea nuestra lección: La presencia de Dios es lo principal y más importante, en nuestra devoción.
Encontrarnos con Dios, entregarnos a Su santa voluntad, saber que le agradamos a Él, tenerlo como a quien da las órdenes, y como quien impone sus manos sobre nosotros, y nos bendice, y nos dice: “Ve con la fuerza que tienes” (Jueces 6: 14), únicamente cuando el alma aprenda que esto es lo que se encuentra en la oración de la mañana, día tras días, aprenderemos a anhelarla y a deleitarnos en ella.

Fragmento tomado del libro Escuela de la obediencia de Andrew Murray.

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viernes, 5 de marzo de 2010

El hijo pródigo – John MacArthur (video subtitulado en español)

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Comentario tomado del canal: RealRevelation007

En Memorias de dos hijos, uno de los maestros de la Biblia mas queridos de Estados Unidos le hace profundizar en Lucas 15 como nunca nadie lo ha hecho, revelando apreciaciones perspicaces de la cultura de la época de Jesús con un desenlace inolvidable.

La parábola del hijo pródigo (Lucas 15.11-32) se ha predicado desde casi todos los pulpitos del mundo y es conocida por muchos que leen y aprecian la Biblia. La historia es muy poderosa porque representa, en términos claros e inspiradores, nuestra lucha con el pecado, la necesidad de arrepentimiento humilde y la inagotable misericordia y amor del Padre.
Lamentablemente, muchos cristianos dirían que no tienen nada nuevo que aprender de esta joya de las Escrituras. Ha perdido su brillo.

Pero en Memorias de dos hijos, John MacArthur restaura el resplandor de este pasaje, ofreciendo un fascinante trasfondo histórico y revelando un sorprendente final que los lectores nunca han oído antes



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Canal de Youtube – RealRevelation007


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