"Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro"
2.ª Pedro 1:19

martes, 22 de febrero de 2011

Las siete deficiencias de las citas amorosas

Reconociendo las tendencias negativas

Por Joshua Harris

(Nota del editor: La palabra en inglés dating describe la costumbre norteamericana de salir con varios chicos o chicas con miras a encontrar el futuro cónyuge –o bien para divertirse. Cada región en la América Latina tiene su propia expresión para especificar esta práctica que ha descendido a la América Latina en los programas de TV y las películas. En Paraguay uno «está de festejo» o «está festejando». En Chile es el «pololeo». Este fascinante artículo, escrito por un norteamericano, ha observado las deficiencias y los peligros del sistema de dating o como el autor dice, «las citas amorosas a corto plazo» y nos quiere mandar una fuerte advertencia. En el futuro cercano el CB nos ofrecerá alternativas al sistema de citas a corto plazo.)

Cuando yo era niño, mi madre me enseñó dos reglas necesarias al ir de compras al mercado. La primera: nunca vayas cuando tengas hambre –todo te parecerá exquisito y por lo tanto gastarás más dinero de lo debido. Y la segunda regla: asegúrate de elegir un buen carrito donde poner los alimentos.

He podido dominar la primera regla, pero no he tenido mucho éxito con la segunda. Soy un experto en elegir carros oxidados que hacen demasiado ruido, o que las ruedas le chillan tanto que te hacen parar los pelos de punta.

De todos los carros malos que puedas escoger, el peor es el «descontrolado». Este tipo de carrito parece tener voluntad propia. Cuando deseas ir hacia adelante, el carrito insiste en virar a la izquierda y chocar con la exhibición de Coca Cola. El cliente que elija un «descontrolado» no puede estar en paz —la voluntad del cliente contra la voluntad del carrito.

¿Por qué les estoy hablando sobre los carritos en el supermercado cuando este artículo es sobre las citas amorosas y el noviazgo? Pues traigo a la memoria mi mala suerte con los carritos de compra, porque en
muchas ocasiones he tenido una lucha de voluntades similar en el noviazgo. No me refiero a conflictos con las chicas con quienes he salido. He luchado con todo el proceso como tal.

En base a mis experiencias y a lo que he estudiado en la Palabra de Dios, he llegado a la conclusión de que para el cristiano, las citas románticas son como el carrito descontrolado —un sistema de valores y actitudes que quieren ir en dirección diferente a la que Dios ha trazado para nosotros. Permíteme explicarte por qué.

El dominio propio no es suficiente

En cierta ocasión escuché a un pastor de jóvenes disertar sobre el tema del amor y el sexo. Contó una conmovedora historia sobre Eric y Jenny, dos jóvenes cristianos maduros que habían estado muy activos en su grupo juvenil unos años atrás. La relación entre Eric y Jenny había comenzado de manera muy inocente —ir al cine los viernes por la noche y caminatas en el parque. Pero a medida que pasó el tiempo, su relación física comenzó a acelerarse cada vez más, y terminaron durmiendo juntos. Poco tiempo después desanimados y heridos, decidieron romper con la relación.

El pastor que relataba la historia, se encontró con ellos unos años más tarde durante una reunión estudiantil. Jenny estaba casada y tenía un hijo; Eric estaba soltero. Sin embargo, ambos se acercaron al pastor por separado, y expresaron estar atravesando por un trauma emocional y luchando con sentimientos de culpa por los recuerdos del pasado.



Cuando el pastor terminó de contar la historia, no se escuchaba ni el más mínimo sonido. Todos se quedó esperábamos recibir algún tipo de solución. Todos conocíamos la realidad de la historia que acababa de relatar. Algunos habíamos cometido el mismo error o lo habíamos visto en las vidas de nuestros amigos. Todos estábamos deseando algo mejor, esperábamos escuchar del pastor lo que debíamos hacer, que nos diera una alternativa.

Pero esa tarde no nos ofreció otra alternativa Evidentemente él pensó que el único error que la pareja cometió fue ceder a la tentación, que deberían haber tenido dominio propio. Aunque el pastor nos alentó a considerar un resultado diferente —reservar el sexo para el matrimonio— en realidad no nos ofreció una práctica diferente.

¿Es esta la respuesta que necesitamos? ¿Comenzar en el mismo camino en el cual tantos otros han caído, con la esperanza de que en ese momento crítico, puedas desarrollar la habilidad de controlarte? Darles a los jóvenes este tipo de consejo es como darle a un individuo un carrito que está descontrolado, y enviarlo a una tienda llena de las más preciadas exhibiciones de cristal. ¿Podríamos esperar que la persona conducirá el carrito entre los pasillos, cuando realmente sabemos que siempre se sale del camino? Me parece poco realista.

Sin embargo, esto es exactamente lo que pretendemos en muchas de nuestras relaciones. El sistema americano de citas amorosas tiene problemas en su concepción. Es posible que las intenciones de Eric y Jenny fueran buenas, pero fundamentaron su relación de acuerdo a las actitudes y patrones poco saludables respecto al romance que se encuentran en nuestra cultura Lamentablemente continúan pagando las consecuencias aún cuando son adultos.

Los siguientes siete hábitos de las citas que no son saludables representan algunos de los desvíos repentinos que a menudo ocurren en los noviazgos. Quizá te puedas identificar con uno o dos de estos hábitos.

1. El noviazgo te lleva a la intimidad, pero no necesariamente al compromiso.

Jazmín era una estudiante de tercer año de la escuela secundaria. Su novio Tomás, era estudiante de cuarto año. Él representaba todo lo que Jazmín jamás deseó en un chico, y por espacio de ocho meses eran casi inseparables. Pero dos meses antes que Tomás se fuera a la universidad, le dio a Jazmín la repentina noticia de que ya no quería ser su novio.

Me contó Jazmín: —Terminar con Tomás, fue fue la cosa más difícil que jamás me había sucedido. A pesar de que en su relación física nunca hicieron nada aparte de besarse, Jazmín le había entregado su corazón a Tomás por completo. Él había disfrutado de la intimidad dentro de la relación mientras sus necesidades fueron atendidas, pero cuando llegó el momento de comenzar una nueva etapa en su vida, entonces rechazó a Jazmín.

¿Te suena familiar esta historia? Quizá has escuchado una historia similar de algún amigo, o tal vez la experiencia haya sido personal. Al igual que muchos noviazgos, Jazmín y Tomás, participaron de su intimidad sin haber pensado en el compromiso, o de qué manera ambos serían afectados al terminar la relación.

Le podríamos echar la culpa a Tomás por ser tan descarado, pero debemos primero hacernos una pregunta: ¿cuál es la verdadera intención detrás de la mayoría de los noviazgos modernos? A menudo estas relaciones alientan la intimidad la intimidad por sí misma, dos personas se unen sin la más mínima intención de establecer un compromiso a largo plazo.

Profundizar la intimidad sin profundizar el nivel de compromiso es muy peligroso. Muchas personas que experimentan profundo dolor al exponerse y hacerse vulnerables emocional y físicamente, sólo para ser abandonados por otros que dicen no estar preparados para establecer un compromiso más serio y formal.

La intimidad es una experiencia hermosa la cual Dios desea que disfrutemos. Pero Dios quiso que la intimidad sea el resultado de un compromiso basado en el amor. Quizá pienses que la intimidad entre un hombre y una mujer no es nada más que la decoración de un pastel de una relación que se dirige hacia el matrimonio. Si consideramos la intimidad desde este punto de vista, entonces la gran mayoría de los noviazgos modernos son pura decoración. Por lo general carecen de propósito o de un destino definido. En la mayoría de los casos, especialmente entre los adolescentes, el relación es a corto plazo y satisface las necesidades del momento. Las personas salen juntas porque anhelan disfrutar de los beneficios emocionales y aun físicos de la intimidad, sin la responsabilidad de un verdadero compromiso.

Es importante reconocer que este tipo de noviazgo no siempre ha existido. Veo las citas y el noviazgo a corto plazo, como el producto de la cultura americana la cual es motivada por todo lo que es entretenimiento y donde todo es desechable. Años antes de que la revistas populares comenzaran a ofrecerles a los adolescentes consejos sobre el noviazgo, las cosas eran completamente diferentes.

A principios del presente siglo veinte, un chico y una chica se involucraban románticamente sólo si estaban planeando casarse. Si un joven visitaba con frecuencia la casa de una joven, los familiares y amigos suponían que su intención era proponer matrimonio. Sin embargo, los cambios de actitud en la cultura trajeron cambios radicales. Las nuevas reglas dieron a las personas la oportunidad de darle rienda suelta a todas las emociones del amor romántico, sin la más mínima intención de casarse. El amor y el romance llegaron a convertirse en cosas que la gente podía disfrutar sólo por su valor recreativo.

Para los cristianos, este desvío brusco y negativo es la raíz de los problemas en el noviazgo. La intimidad sin compromiso despierta los deseos —emocionales y físicos— que en la pareja, ninguno de los dos pueden suplir correctamente. En 1 Tesalonicenses 4:6, la Biblia se refiere a esto como «defraudar» o engañar a alguien al elevar las expectativas de lo que puede ser, y no cumplir con lo prometido.

2. El noviazgo a corto plazo tiende a pasar por alto la etapa de la amistad.

Javier conoció a Lily en un retiro de la iglesia. Lily era una chica amigable, y gozaba de la reputación de tomar su relación con Dios muy en serio. Javier y Lily entablaron una conversación durante un juego de voleibol, y se estableció una amistosa relación. Javier no estaba interesado en una relación profunda, pero sí deseaba conocer mejor a Lily. Dos días después del retiro, la llamó y le preguntó si le gustaría ir al cine el próximo fin de semana, y aceptó.

Javier, ¿hizo lo correcto? Pues, en términos de conseguir una cita con una chica más, hizo lo necesario, pero si en realidad su intención era conocer mejor a Lily, más que seguro fracasó. Salir en pareja generalmente promueve pasar por alto lo que puede ser una amistad, para involucrarse en el romance demasiado pronto.

¿Has oído a alguien decir lo siguiente acerca de la posibilidad de salir con un viajo amigo?

—Él me invitó a salir, pero tengo miedo que si comenzáramos a salir en serio, arruinaría nuestra amistad.

En realidad, las personas que hacen declaraciones como esta, conscientemente o no, reconocen que las citas alientan las ilusiones románticas y desalientan la formación de una verdadera amistad. En una verdadera amistad no te sientes presionado al saber que te gusta la otra persona, o que tú le gustas a ella. Al estar con un amigo te sientes libre de ser tú mismo, y de participar en actividades juntos, sin pasar horas frente al espejo procurando verte perfecta.

El autor C.S. Lewis describe la amistad como dos personas que caminan una al lado de la otra y se dirigen hacia una meta común. Lo que los une son los intereses que tiene en común. Javier pasó por alto esta etapa de amistad, al invitar a Lily que compartiera con él una cita típica y poco prudente, porque llevarla al cine y luego a cenar enfatizaba su relación como pareja.

En una cita, la atracción romántica es a menudo la piedra angular de la relación. La premisa que se establece al salir en una cita es: Me atraes, por lo tanto vamos a conocernos. Si después de desarrollar una amistad, se desarrolla una atracción romántica, pues eso es beneficio adicional.

La intimidad sin compromiso es un agravio. Una relación fundamentada sólo en la atracción física y sobre sentimientos románticos, va a durar tanto como duren los sentimientos.

3. En la citas a menudo se confunde la relación física por amor

La intención de David y Ana nunca fue la de involucrarse románticamente en su primera cita. David no tenía «sólo una cosa en mente», y Ana no «esa ese clase de chica». Simplemente ocurrió lo que ocurrió. Habían ido juntos a un concierto, y luego se fueron a casa de Ana a ver un video. Durante la película, Ana hizo un chiste sobre los intentos de David de bailar durante el concierto. Él comenzó a hacerle cosquillas. La lucha juguetona entre ambos de pronto cesó, al hallarse mirándose a los ojos, mientras David se inclinada sobre ella en el piso de la sala. De besaron. Era como algo que habían visto en las películas. Se sentían tan bien.

Pudo haberse sentido bien, pero la prematura introducción del contacto físico a su relación añadió confusión. David y Ana en realidad no se conocían bien, pero de repente se sentían muy cerca el uno del otro. Al progresar su relación, mantenerse objetivo se hizo cada vez más difícil. Cada vez que intentaban evaluar los valores sobre los cuales descansaba su relación, inmediatamente venía a sus mentes la intimidad y la pasión presente en su relación física. «Es obvio que nos amamos», pensaba Ana. ¿Pero en verdad se amaban? Sólo porque dos labios se han tocado, no quiere decir que los corazones se han unido, y dos cuerpos que se atraen mutuamente no significa que dos individuos pueden convivir como pareja. Una relación física no es lo mismo que el amor.

Cuando consideramos que en nuestra cultura el «amor» y el «sexo» se consideran intercambiables, no nos debe sorprender la mayoría de los noviazgos modernos confunden la atracción y la intimidad sexual con el verdadero amor. Tristemente, muchos creyentes tienen este tipo de vínculos que refleja esta falsa manera de pensar.

Al examinar el progreso de la mayoría de las relaciones, podemos ver con claridad cómo es que la práctica de las citas y el noviazgo alientan esta sustitución. En primer lugar, como ya hemos dicho, este tipo de unión no siempre involucra un compromiso de por vida, por esta razón, muchas comienzan por la atracción física. La actitud fundamental es que los valores principales de una persona provienen de su apariencia física y su comportamiento durante la cita. Aun antes del primer beso, el aspecto físico y sensual ya ha tomado prioridad sobre la relación.

Segundo, a menudo la relación se dirige desenfrenadamente hacia la intimidad artificial. Debido a que este tipo de relación no requiere compromiso, las dos personas involucradas permiten que las necesidades y las pasiones del momento se vuelvan centrales. La pareja no se considera como posibles compañeros de por vida, o tampoco toman en cuenta las responsabilidades de un matrimonio. En vez de esto, se concentran en las demandas del momento, y es con este tipo de mentalidad que la relación física de la pareja puede fácilmente convertirse en el centro de atención.

Si un chico y una chica pasan por alto la etapa de la amistad, a menudo la lujuria se convierte en el interés que los une. Como resultado, la pareja juzga la seriedad de su relación basado en el nivel de la relación física. Dos personas que salen juntas anhelan sentir que son especial el uno para el otro, y pueden expresar esto concretamente a través de la intimidad física. Comienzan a distinguir su relación especial por medio de darse las manos, besarse y todo lo que le sigue. Es por esta razón que la mayoría de las personas creen que salir con alguien implica cierto nivel de participación física.

Centralizándose en el aspecto físico dentro de este tipo de vínculos, es simplemente pecado. Dios demanda pureza sexual, y lo hace por nuestro bien. Involucrarse con otra persona físicamente puede distorsionar la perspectiva que dos individuos deben tener el uno del otro y llevarlos a tomar decisiones poco sabias Dios también sabe que inevitablemente llevaremos con nosotros al matrimonio los recuerdos de las relaciones físicas pasadas. Él no desea que vivamos vidas llenas de culpa y remordimiento.

Relacionarse físicamente puede lograr que dos individuos se sientan muy cercanos el uno al otro. Pero, si muchas parejas evaluaran el enfoque en su relación, es probable que descubrirían que lo único que tienen en común es lo físico.

4. A menudo las citas aíslan a la pareja de otras relaciones vitales.

Durante el tiempo que Gabriel y Marta estuvieron saliendo, no tenían necesidad de nadie más. Gabriel no tuvo que pensarlo dos veces para dejar el estudio bíblico los miércoles por la noche, ya que esto significaba pasar más tiempo junto a Marta.

A Marta, por su lado, ni se le ocurría pensar en lo poco que hablaba con su hermana menor y con su mamá ahora que estaba saliendo con Gabriel. Tampoco se daba cuenta de que cuando hablaba con ellas, todas sus oraciones comenzaban con «Gabriel esto....» y «Gabriel dijo tal cosa....» Sin querer, ambos se habían desconectado de toda relación significativa.

Una cita amorosa, por definición propia, tiene que ver con dos personas que están centradas la una en la otra. Lamentablemente, en la mayoría de los casos el resto del mundo se desvanece en el fondo oscuro. Si en alguna ocasión te has sentido como un tercero que no pertenece al grupo, al salir con dos amigos que están de novios, sabes muy bien que lo que digo es cierto.

Cuando permitimos que una relación opaque todas las otras, hemos perdido toda perspectiva. Proverbios 15:22 dice: «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman». Si las decisiones que tomamos respecto a la vida, están fundamentadas sólo en la influencia de una sola relación, es muy probable que nuestras decisiones sean deficientes.

Debido a que las citas amorosas tienen se centran en los planes de la pareja; los asuntos de mayor importancia relativos al matrimonio, la familia y la fe probablemente están en peligro.

En su libro titulado Pasión y pureza (Passion and Purity), Elizabeth Elliot afirma: «A menos que un hombre esté completamente preparado para pedirle a una mujer que sea su esposa, ¿qué derecho tiene él de reclamar su atención en forma exclusiva? A menos que a ella le hallan pedido casarse ¿por qué razón una mujer sensata le ha de prometer a un hombre toda su atención?» ¿Cuántas personas son las que, al terminar con una relación romántica, se dan cuenta de que sus lazos de amistad con otras personas han sufrido daños?

Cuando Gabriel y Marta decidieron terminar con su relación, se sorprendieron al encontrar que sus lazos de amistad con otros amigos estaban en tan mal estado. Ninguno de ellos había invertido tiempo o esfuerzo en mantener sus amistades, mientras se concentraban en su relación amorosa.

Toda la atención que a menudo se espera en las relaciones amorosas, posee la habilidad de robarle a la gente la pasión por servir en la iglesia y de aislarlos de aquellos amigos quienes más los aman, de los miembros de su familia que son quienes los conocen mejor que nadie, y más triste aun, de Dios mismo, cuya voluntad es más importante que cualquier interés romántico.

5. Las citas, en muchos de los casos, distraen a los jóvenes adultos de su responsabilidad principal que es prepararse para el futuro.

Una de las tendencias más tristes causadas por las citas amorosas es la manera en que los jóvenes se distraen y no desarrollan las habilidades y destrezas que Dios les ha dado. En lugar de capacitarse con el carácter, la educación y la experiencia necesaria para tener éxito en la vida, son muchos los que permiten ser consumidos por las necesidades que se enfatizan en las citas.

Cristóbal y Estefanía comenzaron a salir juntos cuando ambos tenían quince años. Nunca se involucraron físicamente, y cuando terminaron la dos años más tarde, el rompimiento fue amistoso. Entonces ¿cuál fue el daño hecho? En cierto sentido ninguno, ya que ninguno de los dos se involucró en problemas. Pero podemos comenzar a ver algunos problemas al examinar lo que ellos pudieron haber hecho, si no hubiesen estado involucrados en una relación. Mantener una relación requiere bastante tiempo y energía. Cristóbal y Estefanía pasaron incontables horas hablando, escribiendo, pensando y a menudo preocupándose por su relación. La energía que invirtieron fue robaba de otros intereses. En cuanto a Cristóbal se refiere, la relación le robaba el entusiasmo por su pasatiempo favorito que era la programación de computadoras, y su participación en el grupo musical de su iglesia. Y aunque Estefanía no culpaba a Cristóbal, ella sí rechazó varias oportunidades de ir en grupos misioneros a corto plazo, porque no quería separarse de él. Su relación les robó el tiempo que ambos pudieron estar utilizando para desarrollar destrezas y explorar nuevas oportunidades.

6. El noviazgo y la citas pueden resultar en desacuerdo con el regalo de Dios de la soltería.

Dios nos da la soltería, una etapa en nuestras vidas, inigualable en oportunidades sin fronteras para poder crecer, aprender y servir, y sin embargo, lo consideramos como la oportunidad para estar entretenidos en el juego de encontrar y conservar novios y novias. Pero lo realmente hermoso de estar soltero no lo encontramos en correr tras el romance con todas las personas que nos sea posible; sino que lo hallamos al usar nuestra libertad para servir a Dios con total entrega.

La citas y el noviazgo a corto plazo producen insatisfacción simplemente porque alientan el mal uso de esta libertad. Dios ha colocado en la mayoría de los hombres y de las mujeres el deseo de casarse. Y a pesar de que no pecamos al pensar en el matrimonio, sí somos culpables de la mala mayordomía de nuestra soltería. Podemos ser hallados culpables al permitir que el deseo por algo que Dios obviamente no quiere aún para nosotros, nos robe la habilidad de gozar y apreciar lo que Él ya nos ha dado. Las citas representan el papel de fomentar esta insatisfacción, porque provee a los solteros la suficiente intimidad como para dejarlos deseando poder tener más. En lugar de disfrutar de las cualidades únicas de la soltería, el noviazgo a corto plazo y las citas enfatizan aquello que los jóvenes aún no tienen.

7. Las citas crean un ambiente artificial para la evaluación del carácter
de la otra persona.

Los jóvenes que sinceramente desean descubrir si alguien está apto para el matrimonio, deben comprender que la manera en que generalmente se llevan a cabo las citas son un impedimento para este proceso. Este tipo de salidas crean un ambiente artificial en el cual dos personas se han de conocer y como resultado, podrán fácilmente proyectar una imagen igualmente artificial.

Las citas crean un ambiente artificial en el cual no es necesario que la persona manifieste claramente sus características positivas y negativas. Durante una cita, cualquier individuo puede cautivar el corazón de la persona con quien ha salido. Ser encantador en una cita nada dice sobre su carácter o su habilidad para llegar a ser un buen esposo o esposa.

Parte de la razón por la cual las citas son divertidas, es porque nos provee de un descanso de lo que es la vida real. Pero dos personas que estén considerando seriamente la posibilidad de casarse, necesitan estar seguros de no relacionarse sólo con el aspecto divertido y romántico del noviazgo. Su prioridad no debe ser alejarse de la vida real; ¡van a necesitar una fuerte dosis de realidad objetiva! Necesitan conocerse el uno al otro en el ambiente real compuesto por amigos y familiares.

Ambos necesitan verse sirviendo y trabajando. ¿Cómo se relaciona él con las personas que lo conocen mejor? ¿Cómo reacciona ella cuando las cosas no funcionan a la perfección? Al considerar quién será nuestro futuro compañero, necesitamos encontrarle respuesta a este tipo de preguntas, que no serán contestadas durante ni por medio de las citas.

Los viejos hábitos no mueren con facilidad

Los siete hábitos de las citas amorosas que no son saludables revelan que no podemos arreglar muchos de los problemas que se nos presentan en las citas y en los noviazgos a corto plazo, con reorganizar el sistema. Yo creo que en las salidas existen tendencias peligrosas, las cuales no desaparecerán sólo por el hecho de que un cristiano es quien la maneje. También aquellos cristianos que pueden evitar los abismos del sexo premarital y los rompimientos traumáticos, con frecuencia consumen mucha energía luchando contra la tentación.

Pienso que por demasiado tiempo nos hemos enfrentado al tema de las relaciones usando la mentalidad y los valores del mundo. No perdamos más tiempo luchando contra el carrito descontrolado. Es hora de adoptar una nueva actitud y una nueva práctica.

lunes, 21 de febrero de 2011

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jueves, 17 de febrero de 2011

LA ESTRATEGIA DE SATANÁS.. Como conocerla y vencerla

















Este libro habla de Satanás, y de la estrategia que él utiliza para arruinar la vida cristiana que usted tenga y, si es posible, destruirle. En el Antiguo Testamento encontramos a cuatro personas que tuvieron un enfrentamiento directo con Satanás. A partir de sus experiencias, aprendemos cosas como: los objetivos de su vida a los que apunta Satanás; las armas que utiliza para atacarle; los propósitos que aspira a conseguir, y las defensas que
Dios pone en manos del cristiano.
Le invito a que por favor recuerde que este libro constituye un manual bélico para el soldado cristiano. No es una lectura devocional para el cristiano que se ha "ausentado sin permiso" de las filas. Es una guía tremendamente seria para el cristiano comprometido, que se ve inmerso en el campo de batalla y quiere aprender cómo salir victorioso. Le ruego que no lea estas páginas a toda velocidad. Léalas cuidadosamente, sobre todo las muchas citas extraídas de la Palabra de Dios. Pídale al Espíritu Santo que le ayude a comprender y asimilar esas verdades.
En estos capítulos no encontrará "paja". Estos estudios representan las verdades esenciales, los fundamentos sólidos como la roca, de lo que Dios me ha enseñado acerca de la batalla en que se haya inmerso el cristiano, después de haber pasado muchos años de estudio y combate. He puesto en práctica estas verdades en mi propia vida y en mi ministerio.

No cabe ninguna duda de que Satanás hará todo lo que pueda para impedir que usted se beneficie de este libro. Le distraerá, le hará perderse en caminos secundarios. Intentará confundirle, o quizá hacer que usted critique lo que lee. Se las arreglará para interrumpir su lectura. Le sugiero que pida ayuda y protección al Señor mientras estudie estas páginas. "Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Jn. 4:4).
Desde un punto de vista posicional, usted está en Cristo, y está libre del poder de Satanás. . . el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo. Col. 1:13
Mi objetivo en este libro es el de ayudarle a experimentar esta victoria de una forma práctica. Las verdades contenidas en estas páginas no le servirán de nada si no las pone por obra. Satanás disfruta viendo a los cristianos cargándose de todo tipo de conocimientos intelectuales sobre la victoria, sin que éstos redunden en sus corazones, porque esto crea en los creyentes una falsa sensación de seguridad, lo cual los convierte en presa fácil de Satanás.
Lo que le proporcionará bendición no es leer estas verdades, ni siquiera disfrutarlas. Lo que supondrá una bendición en su vida es practicar esas verdades. Por consiguiente, con la ayuda del Espíritu, determine poner por obra tales cosas. Recuerde: no está luchando por la victoria, sino desde ella, ¡porque Jesucristo ya ha derrotado a Satanás!


... y despojando a los principadosya las potestades [poderes satánicos], los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz [por medio de
Cristo]. Col. 2:15

Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Jn. 12:31
Y ellos le han vencido fa Satanás] por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hastilla muerte.
Ap.12:11



WARREN W. WIERSBE


DESCARGALO DESDE AQUÍ:
Warren W. Wiersbe LA ESTRATEGIA DE SATANAS

"Tesoros valiosos para tu vida cotidiana"



-"Aunque careces de sol y estás rodeado de dificultades ten presente que esto ha sido sabiamente ordenado para ti. Quizás un verano largo te hubiese convertido en tierra seca y estéril. El Señor sabe lo que más conviene y tiene a su disposición las nubes y el sol."

-"Nadie puede servir a dos señores. Muchas de las dificultades al desear vivir una vida cristiana parten del hecho de querer vivirla a medias." (H. Drummond)

-"El principio de la inquietud es el fin de la fe, y el comienzo de la verdadera fe es el fin de la inquietud." (Jorge Müller)

-"El diablo no está nunca demasiado ocupado para dejar de mecer la cuna de un cristiano adormecido."

-"En la oración es preferible que participe el corazón y falten las palabras, que no el que suenen éstas y no tome parte el corazón." (Juan Bunyan)

-"Retírate y lee tu Biblia si quieres ponerte alegre y gozoso." (Juan Bunyan)

-"Ama a tu prójimo como a ti mismo también implica orar por los demás como por nosotros mismos."

-"En todas partes oigo a los hombres orar por más fe, pero cuando les escucho cuidadosamente y voy al fondo de su oración, con mucha frecuencia hallo que no es fe lo que desean, sino un cambio de la fe en cosas visibles." (Philips Brooks)

-"Todos tenemos tentaciones, pero algunas personas las hospedan. Parece que les gusta ser tentadas. Si persigues a un ratón con la escoba, notarás que el ratón no se queda parado mirando la escoba, sino que busca un agujero. ¡Quita los ojos de la tentación y ponlos en Cristo!" (Billy Graham)

-"Nunca empiezo mi trabajo por la mañana sin pensar que quizás Él lo interrumpa durante ese día para empezar el suyo. No espero la muerte. Le espero a Él." (Campbell Morgan)


-"Saulo de Tarso fue, sobre todo, hombre de una voluntad resuelta... Sin embargo, a pesar de su vigorosa personalidad, fue sólo un eco de Jesucristo." (W. Griffith)

-"El sometimiento a la voluntad divina es la almohada más blanda en que podemos acostarnos"

-"¿Pienso en la vida en términos de mis limitaciones o de mis posibilidades? Lo primero me hace infeliz; lo segundo me llena de gratitud a Dios y de eficacia en su servicio."

-"Procuremos ser justos en todas las cosas: en nuestros negocios, en nuestro juicio sobre los demás, en nuestro trato con el prójimo, en nuestro carácter personal. Un Dios justo jamás podrá bendecir transacciones injustas."

-"Cada promesa de Dios se halla bajo cuatro columnas: Su justicia o su santidad, que no le permite engañar; su gracia o bondad, que no le permite olvidar; su inmutabilidad, que no le permite cambiar, y su omnipotencia, que le habilita para cumplirla."

-"La duda puede tal vez romper los ejemplares del pacto que con Cristo habéis concertado; pero Él tiene el original en el cielo, consigo mismo. Vuestras dudas y temores no forman parte alguna del pacto, ni tampoco pueden hacer cambiar a Cristo."

"De seguro es un día perdido aquel en que tal vez hemos sido muy sueltos en nuestra conversación mundana, pero nos hemos descuidado de hablar de Cristo."

"Mi vida depende de un único hilo, pero ese hilo está en la mano de mi Padre."

"A los que son objeto del amor de Cristo, nunca Él los abandonará; porque los perdonó siendo enemigos, y no los desamparará ahora que son amigos."

"La consagración es dejar a Dios que use lo que es suyo. No es entregarle algo que era nuestro y que pudiéramos haber retenido; es simplemente reconocerle a Él por Señor."

"El Espíritu Santo no puede llenar a un hombre que está lleno de sí mismo"

"Pensad más y hablad menos. Hablad más y corred menos. Mereced más y requerid menos. Preferid ser dignos de alabanza que ser alabados. Reconoced que el carácter vale más que la reputación y que la hombría pesa más que el dinero."
"Reprender pequeñas faltas con excesiva vehemencia, es tan absurdo como sacudir un martillazo en la frente de nuestro amigo para espantarle una mosca."

"Hay siempre tanto horizonte delante de nosotros como detrás. Y cuando hayamos estado contemplando el rostro de Jesús durante milenios, su hermosura será tan exuberante, fascinante e insondable como cuando lo vimos por primera vez desde la puerta del Paraíso." (F. B. Meyer)

"Solamente cuando escudriñamos la vida desde el punto de vista divino, la vemos tal como es."

"Dios te hizo tal como eres y te colocó donde estás. Algunas personas siempre contemplan el pasto al otro lado de la cerca porque piensan que es más verde. Pasan tanto tiempo deseando que las cosas fueran distintas de lo que son, que descuidan todas las ventajas y oportunidades que se les presentan en el lugar donde están."

"Como el compositor musical, Dios está componiendo una armonía grandiosa con los puntos y manchas negras de nuestras vidas. No le seamos un obstáculo en este trabajo magnífico."

"La creación es un monumento al poder de Dios y un espejo en el que podemos ver su sabiduría."

"Una fe activa puede dar gracias a Dios por una promesa, aunque no haya sido cumplida, porque sabe que las obligaciones de Dios valen mucho más que las obligaciones del tesoro nacional, con respecto al papel moneda que se halla en circulación."

"No des a tu lengua mucha libertad, no sea que te aprisione. Una palabra no dicha es como la espada dentro de su vaina; pero dicha, tu espada está en manos de otro. Si deseas ser tenido por sabio, sé tan sabio que detengas tu lengua."

"Dios obrará maravillas si aprendes el misterio de su silencio, y alabas su bendito nombre cada vez que Él retira sus dádivas para que conozcas mejor al Dador."

"Reformamos inconscientemente a otros, cuando andamos bien nosotros mismos."

"La persona que fielmente lucha con el mundo, la carne y el diablo, no tiene tiempo de meterse en vidas ajenas."

"Si quieres tener influencia sobre otras personas, aprende a dominar bien al hombre cuya cabeza está dentro de tu sombrero."

"Cristo viene con una bendición en cada mano: perdón en la una, y santidad en la otra. Y nunca da una de las bendiciones al que no quiere tomar ambas."

"Nosotros, que no somos más que pasajeros en el buque de nuestra propia vida, no debemos entrometernos en lo que concierne al mapa y la brújula. Dejad solo, en su propio trabajo, al diestro Piloto."

“Si los cristianos vivieran más cerca de Dios, no encontrarían dificultad alguna en amarse unos a otros.”

"Fe es creer lo que no vemos, y la recompensa de esta fe consiste en ver lo que creemos."

"La mano confiada del hijo miedoso puesta en la del padre hace de la situación difícil del niño un deleite para éste. Si ello ocurre dentro de nuestra limitada fortaleza, ¿qué serán nuestras dificultades para el Omnipotente Padre que tenemos en los cielos?"

miércoles, 16 de febrero de 2011

¿LIBRE ALBEDRÍO O ESCLAVITUD DEL ALBEDRÍO?

El siguiente estudio ha sido tomado de la siguiente pagina: www.verdadespreciosas.com.ar

Léalo completo desde aquí:
www.verdadespreciosas.com.ar/documentos/Editor/libre_albedrio.htm



¿Libre albedrío o “no depende del que quiere”?


La pregunta que planteo es muy importante para definir qué creemos del pecado, de la gracia soberana de Dios y de la responsabilidad del hombre. ¿Enseña la Biblia que el hombre tiene un «libre albedrío»? ¿O más bien enseña que está muerto en delitos y pecados, necesitando que la gracia soberana le de vida?

¿Qué es el «libre albedrío»? Muchos, aparte de la Filosofía, enseñan la doctrina del «libre albedrío», esto es, una supuesta capacidad del hombre natural de no estar enteramente perdido, sino de poder (y querer, por cierto) arrepentirse y creer a Dios. Se dice que el hombre cuenta con la capacidad moral de tomar decisiones agradables a Dios y de hacer la elección de dirigir su alma a Dios en obediencia a Él, y que estas decisiones son realizadas libremente por la voluntad del hombre natural.


Pregunta clave para ver qué cree Ud. sobre este tema


A la luz de las Escrituras, preguntamos: ¿Puede, es capaz, un pecador nacido de Adán, que no ha nacido de nuevo, desear el don de la salvación? ¿quiere, un inconverso, ser salvo? Si Ud. responde afirmativamente, entonces tiene la noción «arminiana» de estas doctrinas de la gracia; mientras que si responde negativamente, ello significa que es de percepción «calvinista». Pero dejemos para más adelante estos términos pertenecientes a escuelas teológicas, y centrémonos en la enseñanza bíblica del asunto.



Veamos una serie de notas sobre este importante tema de la gracia, que seguramente ayudarán a entenderlo más ampliamente.

Introducción

La mente natural es incapaz de reconciliar la verdad bíblica de que el hombre natural no tenga un libre albedrío, y sea a su vez tenido como responsable por Dios de obedecerle. Entiéndase por libre albedrío la libertad del albedrío o voluntad para elegir el bien.



Pero para que la criatura sea capaz de tomar la voluntaria decisión de arrepentirse, creer a Dios y obedecerle, es menester que primero desee hacerlo, que quiera creer. Nadie puede tomar una decisión de creer a Dios sin primero quererlo. La cuestión es si el hombre natural, está dotado de esta facultad (1.ª Corintios 2:14). El hombre nacido de nuevo, que ha recibido la vida de Dios en él, y que es una nueva criatura, evidentemente sí tiene la nueva facultad de elegir el bien, el buen deseo de creer y obedecer a Dios, pero veamos qué pasa con el hombre aún no regenerado. Leamos Romanos 8:7

“Los designios (griego: phronema = mente) de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”

La carne no puede querer a Dios en ningún sentido. Además, es incapaz de ello: “no puede”. Esta Escritura no sólo señala esta verdad, sino también que es la mente de la carne la que predispone y controla al hombre natural en sus acciones.

DOS ERRORES COMUNES

Hay dos grupos de citas bíblicas que se presentan en pro y en contra, pues se han formado históricamente dos escuelas de pensamiento sobre este tema.



Una escuela teológica (comúnmente llamada hoy “arminianismo”) enseña que el hombre es un ser responsable, y que será castigado eternamente por desobedecer el Evangelio. Las citas son numerosas. Por ejemplo:

“Dios... manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan” (Hechos 17:30)

“...para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo” (2 Tesalonicenses 1:9).

El Evangelio es predicado y Dios manda a toda criatura a creer en él. Hasta aquí está todo bien, y podemos decir ¡amén! a esta gran verdad bíblica y a todas las citas que enseñan esto. Pero la inferencia del sistema es que estos textos señalarían que el hombre es capaz de obedecer, de arrepentirse y creer, lo cual aplastaría el otro grupo de textos bíblicos que señalan que no es así. Por lo tanto, creemos en la verdad señalada por esta escuela teológica, pero no en su inferencia.

La otra escuela opuesta, por otro lado (comúnmente denominada «calvinista») cita otro grupo de textos que indican que el hombre es incapaz, impotente de querer ir a Dios en obediencia a la fe. Que si del hombre dependiera, éste jamás podría ir a Dios, por más que fuese expuesto a la luz de las Escrituras que le muestran su miseria, ruina y tenebroso estado totalmente perdido bajo el pecado, y que sólo la gracia soberana de Dios puede salvarlo por el poder del Espíritu Santo.



Hasta aquí, todo es correcto, la Biblia lo demuestra claramente. Pero la inferencia de que el hombre no es responsable debido a su incapacidad de dirigir su alma a Dios con fe, es escrituralmente errónea. La enseñanza es correcta, la inferencia, incorrecta.

EQUILIBRIO DE LA VERDAD

La fe, que viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17) cree ambos grupos de textos bíblicos. Tanto calvinistas como arminianos denuncian que esto es lógicamente inconsistente, pues aceptar ambos sería, según ellos, una contradicción. Por tal motivo, cada una de las dos escuelas resuelve la alegada contradicción a su propia manera racional: con las inferencias lógicas que deducen de ambos grupos de pasajes.



Lo cierto es que la Palabra de Dios enseña tanto que el hombre no es un ser libre en su albedrío para decidir el bien, sino sólo el mal (es decir, que el hombre es impotente y esclavo de su albedrío), como que es totalmente responsable de obedecer la Palabra de Dios. Quiero aclarar en qué sentido digo que el hombre no tiene «libre albedrío», tal como lo define la Filosofía natural: quiero significar que el pecador sin haber nacido de nuevo carece de la capacidad moral de tomar decisiones o hacer una elección de manera que dirija su alma a Dios en obediencia a él. Decisiones que son el libre producto de su voluntad. Estas decisiones y capacidad para obedecer a Dios, la tiene perfectamente el hombre renacido, pues ha sido dotado de una nueva voluntad, de la naturaleza divina que “no practica el pecado”. Pero no puede decirse lo mismo del viejo hombre, que sólo inclina su albedrío hacia la desobediencia y el rechazo de Dios en incredulidad.


Os invito, pues, a leer una serie de estudios sobre este tema, donde veremos las bases bíblicas que sustentan lo dicho. Dios mediante, dividiremos los estudios así:



1. El hombre está moral y espiritualmente muerto (Efesios 2)

2. El hombre es responsable: aunque responsabilidad no implica capacidad

3. Dios da vida en forma soberana (Efesios 2:5; Juan 5:21; 6:63; Santiago 1:18, etc.).

4. ¿Por qué predicar el Evangelio si no hay libre albedrío? (2.ª Timoteo 2:10)

5. Endurecimiento (caso de Faraón)

6. Un poco de historia sobre la soberanía de Dios en la salvación y el «libre albedrío»





EL HOMBRE ESTÁ MORAL Y ESPIRITUALMENTE MUERTO

“1 Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 2 en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:1-10).

La «seguridad eterna» del creyente es una verdad íntimamente relacionada con el tema que tratamos, y es enseñada también en la Escritura (p. ej., Juan 10:27-29). Pero esta doctrina también resulta del hecho de que el hombre no tiene «libre» albedrío. Pues la Escritura establece con meridiana claridad que el hombre no renacido “está muerto en delitos y pecados” (Efesios 2:1), y que es Dios quien salva soberanamente y da vida (Efesios 2:1,5) y fe (Efesios 2:8), y, además, es quien guarda con seguridad (1.ª Pedro 1:5 y Judas 24).


Ahora bien, estamos de acuerdo con aquellos de arminiana persuasión en el hecho de que la doctrina de la «seguridad eterna del creyente» es incompatible con «el libre albedrío» tal como aquellos lo entienden (como “poder propio de decisión”). Es simple, si de la decisión del hombre depende el hecho de salvarse, una vez “salvos” por voluntad propia, bien se puede “dejar de ser salvos” por voluntad propia también. Lógicamente perfecto.


Pero la Escritura, lo repetimos, declara nuestro estado anterior al nuevo nacimiento como de “muertos en delitos y pecados”. ¿Creeremos esto tal cual está? Pero pregunto: ¿Cómo puede un hombre “muerto” creer? La respuesta simple, a la luz de esta explícita Escritura, es que un hombre muerto es incapaz de creer por su propia voluntad. Pues este hombre natural, está “muerto en delitos y pecados”; ¿cómo, pues, podrá creer la Palabra de Dios, y querrá obedecerla? Muerto, significa eso mismo: muerto. Por eso en ese mismo versículo 1 de Efesios 2 encontramos una aclaración: aquellos que estaban muertos, fueron hechos vivos por Dios. Es evidente que nada puede ser vuelto vivo, si no estuviese muerto primero. El hecho es que el pecador perdido está moral y espiritualmente muerto delante de Dios.

LA ANALOGÍA CON LA MUERTE DE LÁZARO

La analogía de esto con Lázaro es sorprendente. En Juan 11:43, el Señor clamó a gran voz: “¡Lázaro, ven fuera!”. Fue una voz alta, pero no para que Lázaro oyese mejor, pues estaba muerto; sino que lo fue en beneficio de la multitud que estaba alrededor (v. 42). ¿Cómo oyó Lázaro, si estaba muerto? ¿Cómo pudo obedecer la Palabra del Señor? ¿Acaso la orden del Señor implicó capacidad de respuesta/obediencia en el muerto Lázaro? ¿Acaso la voluntad de Lázaro cooperó en alguna medida con nuestro Señor para su reavivamiento? Obviamente que no.


Cristo pronunció la palabra de poder, y Lázaro recibió la vida. Jesús dijo: “Yo soy la resurrección y la vida” (v. 25). Y así como el Señor manda al muerto físicamente, así también manda a los muertos espirituales (2.ª Corintios 4:6; Efesios 2:1-8).


Doy gracias a Dios porque estando yo muerto en delitos y pecados, Él puso vida y fe en mí por medio de su Palabra, pues de lo contrario yo habría perecido eternamente.

OTRO ASPECTO DE MUERTE EN ROMANOS

Romanos tiene una perspectiva diferente de Efesios. Ve al hombre como vivo en pecado, pero esclavo del pecado (la carne), el cual opera en él; como sujeto a la ley del pecado y de la muerte (Romanos 6 y 7).


Esto muestra a la voluntad como completamente hostil hacia Dios. Romanos muestra que la voluntad se aleja de Dios y se dirige hacia el pecado invariablemente. Que el hombre no es libre en su albedrío, y que tiene por fin la muerte.


Efesios, en cambio, ve al hombre como muerto en pecados, y por ende con la necesidad de reavivamiento por parte de Dios. Esto muestra que el albedrío o voluntad está muerto de todo movimiento en dirección a Dios.

Ambos puntos de vista del estado del hombre perdido bajo el pecado (Romanos y Efesios) son simultáneamente ciertos, y muestran la irremediable ruina del hombre, a menos que Dios intervenga soberanamente dando vida y luz, allí donde hay muerte y tinieblas.
La enseñanza bíblica, pues, a la luz de estos textos, es que el hombre natural está moralmente muerto para con Dios y es incapaz de obedecerle con fe.



RESPONSABILIDAD ANTE DIOS DE TODO HOMBRE:

EL HOMBRE ES RESPONSABLE DE SUS ACTOS

Para tratar de debilitar el hecho de que el hombre perdido está “muerto en delitos y pecados”, los arminianos citan pasajes bíblicos que suponen que el hombre es un ser determinado libremente por su albedrío. Se suelen multiplicar los textos como prueba de esto, los que, en realidad no prueban la libertad del albedrío del hombre perdido. Además, nadie antes de la cruz siguió viviendo, lo que demuestra que el alegado libre albedrío no ha podido producir un resultado positivo. (Un autor arminiano cita, por ejemplo: Isaías 55:1; Mateo 11:28; Deuteronomio 30:19; Ezequiel 18:30; Mateo 11:21; Juan 3:18,19; Romanos 1:26, 28; Romanos 14:12; Romanos 2:6; Mateo 23:37; 1.ª Timoteo 2:4; Juan 5:40; Juan 8:24; Juan 1:12). Pero hay muchos textos bíblicos que demuestran que el hombre en realidad no tiene libertad de albedrío.

LAS ESCRITURAS DEMUESTRAN RESPONSABILIDAD, PERO NUNCA CAPACIDAD

¿Cómo debemos entender el grupo de pasajes que citan los arminianos? En primer lugar debemos observar que esos pasajes no nos dicen que el albedrío del hombre sea libre de decidir el bien.



Hay que tener en cuenta que los arminianos están en lo correcto en afirmar que el hombre es responsable. Pero su error estriba en la inferencia de que este hecho implica capacidad de determinación.


Es de suprema importancia advertir este punto. Pues se citan numerosos pasajes que demuestran que el hombre perdido es responsable ante Dios de obedecerle, pero se pretende, a partir de esto, haber demostrado con las Escrituras que el hombre tiene libertad de albedrío. Pero en realidad lo único que se ha demostrado con estas citas es que el hombre es responsable. Pero la inferencia lógica que deduce de ello (“capacidad de determinarse a sí mismo”), es simplemente contraria a otras numerosas Escrituras que prueban explícitamente que no hay tal capacidad.


No es preciso comentar cada uno de los textos citados por los arminianos, pues todos tienen el mismo denominador común: enfocan la responsabilidad del hombre perdido. Pero sí me voy a detener en el versículo tal vez más citado en apoyo de su posición: Deuteronomio 30:19 (comparen este versículo con: Ezequiel 3:21; 18:9, 21...; 20:11,21; 33:11; 2.º Crónicas 6:36; Salmo 130:3; proverbios 20:9).

¿PRUEBA DEUTERONOMIO 30:19 QUE EL HOMBRE ES CAPAZ DE ELEGIR LA VIDA ETERNA?

“... Os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia, amando a Jehová tu Dios, y siguiéndole a él...” (Deuteronomio 30:19,20).

Quienes citan esta escritura, ¿creen que “escoger la vida”, significa la vida eterna? Por empezar, el hombre en este contexto se hallaba, no bajo la gracia, sino bajo la ley. Lo que quiere decir esto en realidad es que si uno guardaba la ley, su vida natural habría de continuar: no moriría, no pagaría la paga del pecado que es la muerte (Romanos 6:23). Guardando la ley perfectamente, uno escogía la vida. Pero esto no podía dar vida divina ni producir el nuevo nacimiento en una alma. Así está escrito:

“¿Luego la ley de Dios es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley” (Gálatas 3:21).

“Vivificar” en este versículo es la misma palabra griega (aunque en otra forma verbal) que aparece en Efesios 2:5, y se trata de dar vida a quienes están muertos en delitos y pecados. La Escritura afirma, pues, que la ley no da vida. De modo que cuando Dios dijo “escoged la vida”, estaba hablando de la continuidad de la vida natural.

DIOS DIO LA LEY, PERO ¿IMPLICA ESO QUE EL HOMBRE FUERA CAPAZ DE CUMPLIRLA?

La posición que sostienen los arminianos es que el hombre tiene libre albedrío y es, pues, capaz de cumplir lo que Dios dice. Pero examinemos esto a la luz de la ley.



Dios dio la ley a Israel para que la cumpliese. Ahora bien, siguiendo el razonamiento del sistema arminiano, podríamos argüir:

¿Qué clase de Dios es éste que manda a los hombres a hacer lo que ellos no son capaces de hacer?

La respuesta que se ofrece es que Dios no manda nunca al hombre a que éste haga lo que no puede hacer, es decir, que Dios, según los arminianos, siempre “respeta” el supuesto «libre albedrío» del hombre pecador, que Dios nunca haría algo que violase la libertad del albedrío humano. Pero la ley es la prueba de que esta inferencia es incorrecta.

Sigamos un poco más con Deuteronomio.



El hecho patente es que ningún pecador jamás escogió la vida. Ningún pecador guardó la ley nunca. ¿Pruebas de ello?: todos han muerto físicamente. La dificultad no se halla en la ley (Romanos 7:10-12). La verdad es que el pecador perdido no puede escoger nunca la vida. Es más, no se trata sólo de que la muerte universal da testimonio del hecho de que el hombre no puede guardar la ley, sino de que la incapacidad del pecador perdido se halla expresamente establecida en la Escritura:


“Por cuanto los designios (lit. “la mente”) de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden” (Romanos 8:7).

“Ni tampoco pueden” son palabras que claramente expresan incapacidad. Dios, pues, dio la ley a Israel y le mandó que la guardase, pero sabía perfectamente que ello era imposible (hasta que llegara Cristo, el Hombre Perfecto, el único que guardó la ley sin tacha). Y ahí tenemos la prueba de que Dios manda a hacer cosas al hombre que éste no puede cumplir, que demuestran su incapacidad. Y ello prueba también que el hombre no puede obedecer, pero que, sin embargo, es responsable de obedecer.

Los judíos eran responsables de guardar la ley por cuanto Dios les ordenó que lo hicieran. Ellos ni lo hicieron ni lo pudieron hacer. Responsabilidad moral no necesariamente implica capacidad de cumplimiento. Ahora bien, la noción de que responsabilidad implica habilidad, constituye un elemento esencial del sistema arminiano, y sin este punto, todo el sistema construido sobre la base del supuesto libre albedrío humano colapsa.

Yo creo, pues, que es un hecho demostrado que Dios demanda del hombre lo que el hombre no puede cumplir. El hombre fue probado desde Adán hasta la cruz, demostrando su total fracaso, su incapacidad de obedecer a Dios y de escoger la vida. En la cruz, con el rechazo definitivo de Cristo, la prueba termina. En Cristo, ahora, la cosa cambia.



Pero siempre recalco el hecho de que a pesar de que el hombre no pueda cumplir, es, no obstante, tenido igualmente por responsable ante Dios.

INCAPACIDAD PARA PAGAR NO NOS LIBERA DE NUESTRA RESPONSABILIDAD

El hombre es responsable de obedecer, y es culpable de desobedecer, y su voluntad es hostil y perversa con respecto a Dios. Estas tres cosas son ciertas y es la enseñanza de la Biblia.
El hombre es moralmente depravado, incluso en su propia voluntad o capacidad de tomar decisiones para con Dios. El hombre ha fallado, a lo largo de la Historia, bajo toda prueba que Dios lo colocó: Adán, la era antediluviana, Israel, en fin, el hombre siempre demostró su incapacidad y fracaso. Tal es la lección del Antiguo Testamento, y muchos parecen no haberla aprendido. Negar el fracaso y la incapacidad humana, o decir que Dios no puede violar la voluntad de un pecador, equivale a elevar al hombre y rebajar a Dios. En nuestro próximo estudio, Dios mediante, examinaremos un conjunto de pasajes que demuestran que la única salida para el pecador perdido es que Dios lo fuerce a entrar por el camino de la salvación contra su propia voluntad (Lucas 14:23).



LA BIBLIA ENSEÑA LAS DOS VERDADES: EL HOMBRE ES ESCLAVO DE SU ALBEDRÍO Y A SU VEZ RESPONSABLE

La mente se cuestiona cómo puede un hombre ser tenido por responsable de sus pecados si no cuenta con libertad de albedrío. El hecho simple es que Dios lo tiene por responsable. Si la Biblia enseña esto, nuestro deber es creer ambas cosas, sin forzar la lógica ni inventar dificultades contra la revelación escrita. Reconozco que nuestra mente carnal se revela contra ambos hechos. Pero cada uno constituye una de las caras de la misma moneda: equilibrio de la verdad.

Pongamos un ejemplo de la vida práctica para ilustrar este principio:

«Los arminianos sostienen que nuestra responsabilidad depende de nuestro poder. Si yo le presté 100.000 dólares a alguien, y esa persona se los mal gastó en su totalidad, es obvio que no puede pagar, pero ¿acaso su incapacidad lo exime de su responsabilidad? ¡No! La responsabilidad depende del derecho de la persona que le ha prestado el dinero, no de la capacidad que ha malgastado injustamente el dinero» (J.N.Darby).

Veamos otro ejemplo ilustrativo del principio:

«Un hombre robó una oveja, y no tiene el menor deseo, ninguna “buena voluntad” de devolverla. Su firme decisión es quedarse con la oveja y comérsela. Mata a la oveja, y se come la mitad. Y piensa seguir comiéndose y disfrutar de la otra mitad. Tal es su albedrío, su propia decisión y voluntad. De repente, un policía abre la puerta y lo sorprende comiendo una pierna de la oveja, y con media oveja guardada en la heladera. El representante de la ley se dispone a arrestar al ladrón, cuando éste le argumenta: “Oh, no, mi estimado; confieso que robé la oveja. ¿No se da cuenta que ya la maté, que me comí la mitad, y que la otra mitad la tengo guardada en la heladera? ¿No ve que no tengo el más mínimo deseo de devolver ni siquiera lo que queda?” Ahora bien, ¿Podría mencionarme algún policía que dijera: “Oh, veo que puesto que Ud. no tiene el menor deseo ni la voluntad de devolver la oveja, ya no hay más responsabilidad”?» (C.H.M.).

EL LLAMADO DEL EVANGELIO OBLIGA A LA RESPONSABILIDAD

Para terminar esta parte, diré que el llamado del Evangelio también pone al hombre perdido bajo responsabilidad.

“Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden: a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida” (2.ª Corintios 2:15,16).

El Evangelio ha de ser obedecido (2 Tesalonicenses 1:8; Hechos 17:30), y el pecador que lo oye y lo desobedece es tanto más culpable. Para ellos es “olor de muerte para muerte”.

El pecador, pues, está muerto en delitos y pecados, y aunque su inclinación moral sea hacia lo malo delante de Dios y no puede creer, el llamado del Evangelio se dirige a su responsabilidad y sólo trae a luz cómo la muerte está operando en él.



DIOS DA VIDA SOBERANAMENTE

Puesto que el pecador está moralmente muerto, Dios tiene que intervenir soberanamente y “dar vida” al hombre. Ésta es la doctrina que encontramos en el capítulo 2 de la epístola a los Efesios (y que podemos comparar con Juan 5:21 y 6:63):

“Estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:5).

“Dar vida” es vivificar aquello que no tiene vida en ningún sentido, lo que está muerto. No incluye ninguna forma de cooperación del albedrío humano con Dios en esta milagrosa y soberana obra. Más bien es Dios el que inicia y el que obra “de su propia voluntad” (Santiago 1:18).



Dios pone fe en una persona como don (Efesios 2:8). Acerca de un verdadero creyente, Dios declara expresamente así:

“Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13).

De modo que Dios llama a los muertos en pecados a la vida soberanamente, dándoles fe, a través de la Palabra (Romanos 10:17; Efesios 2:8). Somos hechura suya (Efesios 2:10). No se dice que la salvación sea la obra de Dios en cooperación con la obra nuestra, sino suya. Muchos no se dan cuenta de que tan pronto como introducimos la cooperación humana, aunque sea en el menor grado, elevamos el yo y, por consecuencia, deshonramos y rebajamos a Dios.

Esto ha sido muy bien ilustrado en el «cántico de los redimidos en el cielo». Se dice que en la eternidad habrá «dos cánticos»:

El que cree que “la salvación es de Jehová” solamente, cantará:

«¡Digno es el Cordero, que nos salvó!»

Mientras que los que creen que han colaborado en la obra redentora con su decisión y su fe, cantarán:

«¡Digno es el Cordero, y también nosotros!»

ESCRITURAS QUE DEMUESTRAN LA TOTAL INCAPACIDAD Y RUINA DEL HOMBRE

Hay escrituras que excluyen expresamente el albedrío humano, y que establecen que es el albedrío divino el que produce el nuevo nacimiento. Veamos algunas de ellas:

“Los cuales no son engendrados de sangre, ni de VOLUNTAD DE LA CARNE, ni de voluntad de varón, sino de Dios” (Juan 1:13).

“NO PUEDE el hombre recibir NADA, si no le fuere dado del cielo” (Juan 3:27).

“NINGUNO PUEDE venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44).

“NINGUNO PUEDE venir a mí, si no le fuere dado del Padre” (Juan 6:65; compárese con 17:2).

“¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque NO PODÉIS escuchar mi palabra” (Juan 8:43).


“El Espíritu de verdad, al cual el mundo NO PUEDE recibir” (Juan 14:17).

“Por cuanto los designios (lit. mente) de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, NI TAMPOCO PUEDEN” (Romanos 8:7).

“Y los que viven según (lit. “en”) la carne NO PUEDEN agradar a Dios” (Romanos 8:8).

“Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que TODO designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo SOLAMENTE el mal” (Génesis 6:5).

“Porque el intento del corazón del hombre es MALO desde su juventud” (Génesis 8:21; compárese Eclesiastés 9:3).

“Engañoso es el corazón, más que todas las cosas, y PERVERSO; ¿quién lo conocerá? (Jeremías 17:9).

“Estabais MUERTOS en vuestros delitos y pecados” (Efesios 2:1).

“El mundo entero está bajo el maligno” (1.ª Juan 5:19).

“No hay justo, NI AUN UNO... no hay quien HAGA LO BUENO, no hay NI SIQUIERA UNO” (Romanos 3:10-20; compárese con Salmo 14:2-3).

“...Los hombres AMARON MÁS las tinieblas que la luz, porque sus obras eran MALAS” (Juan 3:19).

“Y TODOS a una comenzaron a excusarse... Vé pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá... Y FUÉRZALOS A ENTRAR, para que se llene mi casa” (Lucas 14:18-23).

“Así que NO DEPENDE DEL Q UE QUIERE, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” (Romanos 9:16).

“Él, de SU VOLUNTAD, nos hizo nacer por la palabra de verdad” (Santiago 1:18).

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:8-10).

De estos textos bíblicos, resulta claro, pues, que la Escritura niega que el hombre tenga un “libre” albedrío (esto es, que sea moralmente libre para escoger el bien por un acto de su propia voluntad), y afirma, en cambio, que un pecador perdido nace de nuevo POR UN ACTO SOBERANO DE LA VOLUNTAD DE DIOS QUE IMPLANTA EN ÉL UNA NUEVA NATURALEZA Y FE, DANDO VIDA ALLÍ DONDE SÓLO HAY MUERTE.

Alguno podrá decir: «Pero ¿no es también cierto que cuando un pecador se convierte a Dios, él LO QUIERE?». Sí, naturalmente que sí. Él quiere y tiene el profundo deseo de ser salvo y de obedecer a Dios y de servirle. Pero, si esto no es fruto de su propio libre albedrío como pecador perdido, ¿qué es? La Biblia tiene la respuesta precisa:

“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13).

He aquí la explicación de cómo aquellos que son salvos en Cristo, han de ocuparse en su propia salvación: es Dios mismo quien obra en ellos el QUERER. Él les da un NUEVO ALBEDRÍO, y opera en ellos por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús (léase también Romanos 8:2).

Pero la pregunta entonces es: “¿Cómo, pues, se comunica o produce este nuevo albedrío o voluntad, esta nueva naturaleza?” Y la respuesta de la Escritura es simple: Es la operación directa del Espíritu de Dios:

“El viento sopla de donde QUIERE, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8).

Ahora bien, ¿no sería absurdo decir que la nueva naturaleza fue generada por acción del libre albedrío de nuestro “viejo hombre” viciado por el pecado? De nuevo, ¿qué dicen las Escrituras?: “Él, de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad para que fuésemos primicias de sus criaturas” (Santiago 1:18). ¿Vemos la diferencia? También está escrito: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer” (1.ª Pedro 1:3). “Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios” (v. 23).

CONCLUSIÓN

Para resumir, un conocido escritor cristiano lo presentó de la siguiente manera:

“¿Habrá alguno que todavía objete y diga que no es posible reconciliar las dos cosas: la impotencia del hombre y la responsabilidad del hombre? El tal tenga en cuenta que no nos incumbe reconciliarlas. Dios lo ha hecho al incluir ambas verdades una al lado de la otra en su eterna Palabra. Nos corresponde sujetarnos y creer, no razonar. Si atendemos a las conclusiones y deducciones de nuestras mentes, o a los dogmas de las antagónicas escuelas de teología, caeremos en un embrollo y estaremos siempre perplejos y confusos. Pero si simplemente nos inclinamos ante las Escrituras, conoceremos la verdad. Los hombres pueden razonar y rebelarse contra Dios; pero la cuestión es si el hombre ha de juzgar a Dios o Dios ha de juzgar al hombre. ¿Es Dios soberano o no? Si el hombre ha de colocarse como juez de Dios, entonces Dios no es más Dios. “Oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Romanos 9:20).


Ésta es la cuestión fundamental. ¿Podemos responder a ella? El hecho claro es que esta “dificultad” referente a la cuestión de poder y responsabilidad es un completo error que surge de la ignorancia de nuestra verdadera condición y de nuestra falta de absoluta sumisión a Dios. Toda alma que se halla en una buena condición moral, reconocerá libremente su responsabilidad, su culpa, su completa impotencia, su merecimiento del justo juicio de Dios, y que si no fuera por la soberana gracia de Dios en Cristo, ella sería inevitablemente condenada. Todos aquellos que no reconocen esto, desde lo profundo de su alma, se ignoran a sí mismos, y se colocan virtualmente en juicio contra Dios” (C. H. Mackintosh).


¿POR QUÉ HABRÍAMOS DE PREDICAR EL EVANGELIO SI NO HAY LIBRE ALBEDRÍO?

Un predicador del Evangelio puede presentar la siguiente objeción:

«Si creyese que el hombre no estuviera facultado con libre albedrío y con poder para aceptar el Evangelio, nunca podría predicar de nuevo. Pues no podría decir: ‘el que quiera, tome’ (Apocalipsis 21:6). ¿Qué sentido tiene decir una cosa así?»

Puesto que ésta es una muy común objeción, analicémosla de cerca. Ya vimos principalmente en el Evangelio de Juan y en las Epístolas que el Señor y sus apóstoles sostuvieron que “no depende del que quiere, sino de Dios que muestra misericordia”, que los que son nacidos de nuevo, lo son “de agua y del Espíritu”, y en ningún sentido lo son por la voluntad humana. Esta verdad nunca confundió ni desanimó a ningún predicador: nunca los discípulos plantearon que puesto que el nuevo nacimiento no es por el libre albedrío del hombre sino del de Dios, entonces nunca podremos predicar de nuevo. La objeción de “¿qué sentido tiene predicar?” Se desvanece en seguida si leemos los Hechos de los Apóstoles y vemos cómo se expandía el Evangelio, y creemos la verdad de esta Escritura: “Agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1.ª Corintios 1:21). Y en Romanos 10:14 dice: “¿Cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quién les predique.” “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” (Efesios 2:8). Dios nos concede el enorme privilegio de proclamar el gratuito perdón de los pecados a través de Jesucristo. Y él da fe por medio del Espíritu a través del agua de la Palabra de Dios que es predicada por nosotros. Por la Palabra del que dijo “Sea la luz”, vino la luz y la vida: el poder de la nueva creación. Lo cierto es que es un gran privilegio ser instrumentos en las manos de Dios.

George Whitefield, Charles Spurgeon, por ejemplo, fueron grandes predicadores de multitudes. Consabido es que no creían en el libre albedrío. ¿Podría alguien objetar su trabajo para el Señor?



El apóstol Pablo predicó la gracia de Dios, y también dijo:

“Todo lo soporto por amor de los escogidos, para que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús con gloria eterna” (2.ª Timoteo 2:10).


LA SOBERANÍA DE DIOS Y LA RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE EN EL CASO DE FARAÓN: ENDURECIMIENTO Y REPROBACIÓN

Debemos aclarar que no es correcto concluir de nuestra serie de estudios, que además de que Dios eligiera a ciertas personas, haya un decreto de reprobación contra otras; es decir, que haya un decreto divino de predestinación de algunas personas al castigo eterno (tal es la doctrina calvinista, al menos extrema). Pero la manera en que la Escritura trata con los incrédulos se halla más bien en contraste con la inferencia deductiva calvinista, al igual que lo que dice sobre el libre albedrío humano en contraste con la inferencia deductiva arminiana de la supuesta “capacidad” del hombre natural.

¿Hay algo de parte de Dios que impida la libre elección del hombre para salvarse? La Palabra de Dios tiene la respuesta precisa:

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

“Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21).

“Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado” (Romanos 10:11).

“Todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Romanos 10:13; Véase también 2.ª Corintios 5:19-21).

¿Qué lugar tiene, pues, la voluntad de Dios en este asunto?

“Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna” (Juan 6:40).

“Dios quiere que TODOS los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1.ª Timoteo 2:4).

“El cual se dio a sí mismo en rescate por TODOS” (1.ª Timoteo 2:6).

“Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida” (Apocalipsis 21:6).

“Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).

Éstas, y muchas otras Escrituras, prueban contundentemente que no hay nada de parte de Dios que impida o estorbe que TODOS los hombres vengan a Cristo si quieren. Procuremos no dejar de lado ningún versículo de la Biblia. No hay la menor necesidad de hacerlo, si nuestro único deseo es buscar la verdad.

¿ENDURECIMIENTO Y REPROBACIÓN? CASO DE FARAÓN

La mente humana razona de la siguiente manera: Si por la elección de Dios desde la eternidad de algunas personas, sólo cierto número de pecadores serán salvos, la inferencia lógica es que el número restante, por algún decreto similar de Dios, será reprobada y eternamente perdida.



En el endurecimiento de Faraón, algunos han pretendido basar bíblicamente este razonamiento deductivo, que, desde ya diremos, no es bíblico, sino todo lo contrario, como lo acabamos de ver en los textos anteriores.



Flavio H. Arrué

miércoles, 9 de febrero de 2011

LAS DEMANDAS DE LA FE SIEMPRE AUMENTAN

¿Por qué la fe continúa demandando más grandes pruebas de nosotros? ¿Por qué nuestras aflicciones se vuelven más intensas, más severas, mientras más nos acercamos a Cristo? Justo cuando salimos de una prueba en la que nos hemos mantenido fieles, y nuestro corazón declara, “Señor, confiaré en ti en todas las cosas”, luego viene otra prueba, aumentada en intensidad.

Esta experiencia es común en Cristianos alrededor del mundo. Yo veo esto en mis viajes, de continente a continente, y nuestro ministerio recibe cartas regularmente de personas que testifican de un aumento en la intensidad de sus pruebas.

Un Pastor devoto me dijo recientemente,
“Yo nunca he amado a Jesús tanto como lo amo ahora. Y sin embargo yo nunca he sido probado tan severamente. Las pruebas por las que estoy atravesando me han dejado atónito, sin saber qué decir. Nunca me he sentido tan incapaz, tan falto de sabiduría. Y humanamente no veo ninguna salida a mis dificultades. Yo simplemente no sé qué decir. Me encuentro anhelando que desde el cielo venga un descanso a este conflicto.”

El hecho es que, cada santo que crece acercándose al corazón de Dios, encontrará que sus cargas y pruebas se vuelven más intensas. Yo llamo a esta experiencia Las demandas de la fe siempre aumentan. Y es un patrón que vemos en todas las Escrituras.


1. Considere el aumento en las demandas de la fe de Abraham.

Cuando primero leemos sobre Abraham, Dios le pide que tome a su familia y viaje hacia un destino no revelado. Esta tuvo que haber sido una prueba increíble para Abraham, y también para sus seres queridos. Pero por fe Abraham obedeció. Fue por fe que él vivió rodeado de personas desconocidas en tierras extrañas, y no fue dañado y fue bendecido. Y por fe Abraham fue rescatado de cada crisis, a través de sueños y visiones sobrenaturales que le dio el Señor.

En una ocasión, Dios le dijo a Abraham que mirara al cielo lleno de estrellas, diciéndole: “Mira ahora los cielos y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar…así será tu descendencia” (Génesis 15:5). En otras palabras: “Abraham, ésta es la cantidad de hijos, nietos y familia que tendrás. Serán tan numerosos como las estrellas.”

Qué promesa tan increíble. Esta palabra para Abraham estaba más allá de la comprensión de un ser humano. ¿Cuál fue la respuesta de Abraham a esta promesa? “Abraham creyó a Jehová” (15:6).

¿Cuál fue el resultado de esta fe de Abraham? ¿Qué significó a los ojos de Dios esta confianza profunda y perdurable? Encontramos la respuesta en un solo verso: “Abraham creyó a Jehová y le fue contado por justicia” (Génesis 15:6 mis cursivas). Una y otra vez Abraham puso su fe en Dios, y fue considerado justo a los ojos del Señor.

Para cuando Abraham cumplió sus 100 años de edad, el había soportado toda una vida de pruebas increíbles de fe. A través de todas ellas, dicen las Escrituras, él confió en Dios. Y ahora Dios decía lo siguiente sobre este hombre obediente: “Pues yo sé que mandará a sus hijos, y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová haciendo justicia y juicio” (18:19).

¿Ve usted lo que Dios mismo dijo de este hombre? El declaró, “Yo confío en Abraham. El tiene una fe probada”. Esto causó que el Señor dijera, “¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer?” (18:17). Cuando Dios dijo esto, él estaba por hacer un trabajo importante. El estaba declarando en esencia, “¿Cómo podría esconder algo tan importante de un hombre tan fiel?” Así fue que Dios compartió un secreto con Abraham del cual ningún otro ser humano tenía conocimiento: Sodoma iba a ser destruida.

En su vejez, Dios le entregó a Abraham el hijo que le había prometido. El nombre de Isaac significa “risa,” y por un tiempo, el nombre de este niño parece describir la vida de Abraham. Toda indica que Abraham disfrutó la última etapa de su vida libre de pruebas. Parecía que Dios le había dado un descanso de las pruebas. Nos formamos la idea de un hombre muy viejo, bien respetado y disfrutando un tiempo de paz en su vida.

Pero, otra vez leemos: “Aconteció después de estas cosas, que Dios probó a Abraham.” (Génesis 22:1). Después de los muchos años de luchas – todas las aflicciones, las pruebas, las demandas de fe que aumentaban – el devoto Abraham, tan amado y confiado de Dios, enfrentó la prueba más ardua de su fe.

Dios le dijo al patriarca. “Toma ahora a tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, vete a tierra de Moriah y ofrécelo allí en holocausto” (22:2).

Mientras leo esto, mi razonamiento humano clama: “Señor, éste hombre ya ha sido probado hasta el límite. El no tiene que probar su fe. ¡Tú ya conoces su corazón! Tú mismo declaraste que su confianza en ti ha sido probada. El está en una época maravillosa de su vida ahora. El sueño de su vida se ha hecho realidad para él, tu promesa ha sido cumplida en sus últimos años. ¿Por qué tiene él que soportar otra prueba ahora?

“Este hombre pronto estará contigo en la gloria. ¿Quién se va a beneficiar de esta prueba? ¿Quién de la generación de Abraham va a escuchar de esta prueba, ya que toma lugar en una montaña desierta? Tú sabes que Abraham va a confiar en ti. El ya te lo ha probado muchas veces. Así que, ¿de qué se trata esta prueba? ¿Es esta una reprimenda? ¿De qué tienes que corregirlo a Abraham? El es un hombre viejo. El tiene una historia de oración y de confianza en ti en todas las cosas.”

Usted conoce la historia. Dios detuvo a Abraham, y substituyó a un carnero para el sacrificio. ”Ya sé que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste a tu hijo, tu único hijo…por cuanto has hecho esto…de cierto te bendeciré…tu descendencia se adueñará de las puertas de sus enemigos. En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz” (Génesis 22:12, 16-18).

En efecto, Dios le dijo a Abraham: “Yo sé ahora que tú nunca me negarás algo, ni aún tu preciado hijo. Yo sé que soy todo para ti, Abraham. Y por que has probado esto, te voy a bendecir”.

Escuche usted lo que el Espíritu Santo está diciendo en este pasaje: “Otras personas tal vez nunca sabrán de tus pruebas de fe que siempre aumentan. Tal vez sufrirás solo, apartado, sin que nadie se beneficie de tu testimonio de fe y perseverancia. De hecho, tal vez serás juzgado por tu sufrimiento cuando otros piensen “¿Por qué le está pasando todo eso? No veo propósito en esto. Me pregunto en qué habrá fallado en su vida. ¿Qué pecado habrá cometido para que este sufrimiento le venga?”.

Abraham ya estaba en la gloria cuando estas promesas fueron cumplidas por el Señor. Pero su familia, la nación de Israel, y eventualmente toda la humanidad se beneficiaría de su fe probada. De igual manera, tal vez usted ya no esté allí para presenciar las bendiciones de Dios sobre sus hijos y también sobre sus hijos espirituales. Pero el Señor pone muy en claro para cada siervo que soporta con fe en él: “Esto terminará en bendición”.


2. Considere las demandas de fe que siempre aumentaban para David.


David era conocido como un hombre que confiaba plenamente en Dios. El declaró lo que era el tema de su propia vida cuando escribió. “Jehová es mi fortaleza y mi escudo; en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozó mi corazón. Con mi cántico lo alabaré” (Salmo 28:7).

Para David, estas no eran sólo palabras. Las Escrituras contienen eventos tras eventos en la vida de David cuando él demostró gran fe en situaciones imposibles. Por fe, David mató a un león y a un oso con sólo sus manos. Poniendo su fe en Dios, David mató a Goliat, el gigante Filisteo. Por fe, él escapó de los atentados de Saúl para matarlo. Y por fe él ganó grandes victorias sobre sus enemigos. Después, por fe y arrepentimiento David fue restaurado al trono después que su hijo Absalón trató de matarlo. Para decirlo simplemente, David vivió y respiró con fe en el Dios vivo.


A través de todas estas cosas, David dijo vanagloriándose del Señor: “¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los hijos de los hombres!” (Salmo 31:19). Por eso no es de asombrarse que las Escrituras llaman a David un hombre conforme al corazón de Dios.


Pero también sabemos por las escrituras que este hombre bendecido fue gravemente tentado. David fue vencido por el adulterio. El pasó días, semanas, meses en angustia y dolor sobre otras pruebas. Hubieron momentos en la vida de David cuando él estaba tan atormentado y afligido que él pidió morir. Ciertamente, David sufrió episodios severos de depresión. El estaba tan abatido que ningún consejero podía consolarlo. El menciona que se durmió llorando muchas noches, debido a la soledad intensa, y a su espíritu abatido.


Pero a través de esos años de pruebas y aflicciones intensificadas, David nunca perdió fe. Muy pocas personas en las Escrituras fueron puestas a prueba como David lo fue. Y él salió de todas las pruebas con una fe en aumento.

Hemos visto cuántas pruebas y tribulaciones soportaron Abraham y David, cada uno de ellos siendo un gran hombre de fe.


Mi pregunta es esta:

¿Existe algún punto en nuestro caminar con Dios cuando llegamos a ser tan dignos de confianza, por haber sido fieles a través de años de pruebas, que podemos anticipar tener un descanso de las luchas espirituales? ¿Habrá alguna vez una vacación de los problemas, un tiempo cuando podamos relajarnos libres de las pruebas? ¿Después de una vida de encarar las demandas de la fe, nos hacemos merecedores de una “salida con permiso” de la batalla? ¿Es posible no tener nada más que probar, alcanzar un punto en la fe donde la prueba ya no es necesaria?

La respuesta de acuerdo a las Escrituras es, no. De hecho, lo opuesto es cierto: Las pruebas de las personas fieles aumentan y se vuelven más severas y problemáticas. La Biblia confirma esto una y otra vez, desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo.


Una vez más, miro el ejemplo de David. En 1 Crónicas 21, encontramos a David ya un santo de edad avanzada. Las Escrituras nos dicen que en este punto de su vida él es completamente amado por Dios, admirado por los ángeles, un hombre probado con gran fe. Mientras yo considero este cuadro, mi razonamiento humano dice:

“Oh Señor, David ya ha estado suficientemente en los fuegos de aflicciones. Una y otra vez él luchó hasta caer cansado. Su vida es un testimonio establecido de tu fidelidad. Por favor Señor, dale a este hombre una salida con permiso. Deja que él disfrute este tiempo con sus nietos. Tú ya conoces su corazón. ¿Por qué no lo dejas que se jubile en paz? Que ya no pase por conflictos este hombre fiel”.



¿Era ese el plan de Dios para su amado siervo? De ninguna manera. En lugar de eso, leemos, “Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel” (1 Crónicas 21:1).

David, en un acto de orgullo condujo un censo, para saber cuán poblada se había vuelto Israel. Para un hombre que había vivido su vida entera por fe en el Señor, esto era puramente un acto de la carne. Y Dios se disgustó sobre esto. David entonces encaró una prueba terrible, tal vez la peor aflicción de su vida.



Una peste azotó a Israel, causando la muerte de 70,000 hombres. Cuando David se dio cuenta que esto estaba sucediendo debido a su pecado, él se cubrió de cilicio y se postró en un arrepentimiento angustiado. El oró sin cesar, entregándose completamente a la misericordia de Dios, y el Señor detuvo la peste.

Una vez más, yo me pregunto: ¿Por qué Dios le permitió a Satanás que tenga tal acceso a un hombre que había sido probado y oraba? ¿Por qué probar la fe de un santo envejecido que está cerca de morir? Me imagino que David ya avanzado en años tuvo mucha dificultad para arrodillarse en arrepentimiento. ¿Por qué fue puesta esta increíble demanda sobre su fe? ¿Qué era lo que Dios quería lograr con David?

Yo estoy convencido que esta misma pregunta viene a las mentes de muchos santos devotos y fieles sobre sus propias vidas: “Señor, tú conoces mi corazón. He confiado en ti a través de años de pruebas y conflictos atroces. Tú y yo sabemos que confiaré en ti sin importar lo que tenga que enfrentar en mi vida. Entonces, ¿qué estás tratando de lograr? ¿De qué se trata esta prueba tan terrible?”



Tengo dos respuestas a esta pregunta, y las he sacado de lo que veo en las Escrituras.

1. La primera razón por estas continuas pruebas es bien conocida por todos los Cristianos. Para decirlo de una manera simple, nosotros nunca alcanzamos un punto donde no necesitamos más a Dios. La idea de una “licencia de nuestras pruebas” presume una “licencia de no tener necesidades”. Y nunca llegará el día en que nuestras necesidades son suplidas por nuestras circunstancias. El Señor es nuestra fuente, nuestro todo en todo.



La Biblia nos muestra en instancia tras instancia, que cuando las necesidades de Israel fueron suplidas, las personas dejaron de depender de Dios. Ellos se preocuparon de que sus necesidades fuesen provistas, cuando Dios ya había prometido que supliría todas sus necesidades. Como Jesús nos dice, nuestro propósito no es buscar que nuestras necesidades sean suplidas, sino ser alimentados de toda palabra que sale de la boca de Dios (ver Mateo 4:4).


2. Estoy convencido que una razón adicional detrás de nuestras aflicciones que siempre aumentan – nuestras pruebas que demandan cada vez más fe – va mucho más allá de cualquier cosa que tenga que ver con este mundo. Por lo que leo en las escrituras, los elegidos de Dios están siendo preparados para ministerios en la gloria. Y nuestras pruebas hoy día son para traer victoria a los propósitos del Señor en la eternidad.

Esto está más claramente demostrado en la vida de del apóstol Pablo. En él encontramos nuestro ejemplo del Nuevo Testamento de que las demandas de la fe van en aumento.


3. Considere cómo aumentaban las demandas a la fe de Pablo.

Todos hemos leído sobre los peligros que Pablo enfrentó. En 2 de Corintios 11:24-28 él enumera todas las aflicciones que soportó, de los de “afuera” y de los de “adentro”:

“De los Judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he sido náufrago en alta mar; en caminos, muchas veces.

“En peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez.

“Y además de otras cosas, yo enfrento cada día la preocupación por todas las iglesias” (mi parafrase).

Pablo indicó que ninguna de sus aflicciones lo desvió, y su vida prueba esto.

Verdaderamente, cada vez que él iba a entrar a una ciudad, el Espíritu Santo le recordaba sobre las cadenas y aflicciones que le esperaban. Pablo dice en corto, “Mi sola presencia alborota las cosas en cualquier lugar donde voy. Yo enfrento sufrimiento físico intenso en cada ciudad. Un mensajero de Satanás ha sido delegado para molestarme.” Pero él podía soportarlo todo, dice él, por que “ni estimo preciosa mi vida para mí mismo” (Hechos 20:24).

Los problemas más intensos y profundos de Pablo, tenían que ver con las cargas de otros. El lloraba por aquellos en la iglesia que pasaban grandes aflicciones. El decía en otras palabras “Los azotes y los naufragios no me pueden afectar, por que yo no valoro mi propia vida. Pero, son las cosas de adentro – las batallas mentales, el dolor emocional, sobre mis amados – las que me causan tanto dolor.”

Yo me identifico con Pablo en Hechos 20. Aquí encontramos al apóstol en Éfeso, despidiéndose de de los santos de aquella ciudad. En aquél punto, Pablo estaba en los últimos tramos de su carrera. El había peleado la buena batalla, y había mantenido la fe, y ahora estaba de ida a Jerusalén. Así que se despidió de los creyentes de Éfeso, diciéndoles: “no verán más mi rostro”.



Pablo entonces profetizó sobre estos creyentes un mensaje profundamente doloroso, con llanto y angustia: “Por que yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas perversas para arrastrar tras de sí discípulos” (Hechos 20:29-30).

Qué verdad tan atroz que Pablo tenía que enfrentar al final de sus días. Cuán destrozado debió de haber estado el corazón de este hombre de Dios. No me puedo imaginar cuán difícil esa reunión fue para este amoroso pastor que había dado todo por aquellos creyentes.

Mientras podemos mirar a Pablo que se aleja en la embarcación, mi carne quiere decir, “Señor, ¡él ya ha peleado suficiente batallas! Deja que él vaya a Jerusalén y que tenga un tiempo de descanso sin problemas. Deja que disfrute del amor y comunión de los santos allí. Deja que sus días finales sean llenos de paz y tranquilidad, libres de dolor y aflicción.”

Pero, ni una semana pasó desde la llegada de Pablo a Jerusalén, cuando fue sacado a rastras del templo, causando un gran alboroto en toda la ciudad. Una vez más, el apóstol fue encadenado. Después de haber soportado tantas dificultades y sufrimientos, aquí vinieron más demandas en aumento a la fe de Pablo. Esto significó otro encarcelamiento, otra vez estar ante la corte, otro juicio.



Debido a que Pablo apeló al Emperador, ahora él esta siendo llevado a Roma. Pero antes de que esto sucediera, Pablo enfrentó más sufrimiento. El barco en el que navegaban fue destrozado por una gran tormenta, y todos tuvieron que nadar hasta la costa. Ya en la orilla, Pablo fue mordido por una serpiente venenosa, causando que las personas pensaran que él estaba maldito. Fue como si Satanás estuviera diciendo, “Ahora morirás, apóstol”. Pero Pablo sacudiendo a la víbora en el fuego, no tuvo ningún efecto del veneno mortal.

El grupo se embarcó nuevamente y Pablo eventualmente llegó a Roma. Finalmente, pensamos, “Aquí hay un descanso, una licencia con permiso para Pablo”. En lugar de eso, él pasó dos años bajo arresto domiciliario, encadenado a un soldado Romano en una casa pequeña alquilada y de pésimas condiciones. Fue en estas circunstancias que Pablo murió como mártir.

Las aflicciones que van en aumento, demandan cada vez más de una fe inamovible, y llegan a ser un tropiezo para muchos creyentes.

Pablo fue acusado por muchos Cristianos de ser castigado por Dios. Dijeron que sus sufrimientos fueron un resultado de su falta de fe, o por algún pecado secreto que estaba escondiendo. Aún más, el mensajero que Satanás dispuso para molestar a Pablo, nunca dejó de hacerlo, abofeteando al apóstol hasta la hora de su muerte.

Cuando vemos a Pablo pasar sus últimos días en aquella pequeña casa donde estaba preso – alcanzando a los judíos que lo visitaban, uno por uno, con las buenas nuevas de Jesús – encontramos difícil de explicar el por qué este amado siervo tuvo que soportar tales pruebas extremas después de tantos años de sufrimiento. Humanamente, no podemos comprenderlo.



Personalmente, yo pienso que simplemente no podemos explicar por qué muchas personas justas enfrentan sufrimientos insoportables. Nunca podremos definir las razones por las cuales las dificultades aumentan para aquellos que aman profundamente a Dios. Podemos pensar, “Es para enseñarnos paciencia.” O, “Le enseña al pueblo de Dios a confiar más en él.” Pero muy a menudo cuando decimos estas cosas, no son más que un cliché. Ciertamente, están carentes de sentido para aquellos que están soportando crisis muy difíciles.

Yo quiero ofrecerles una palabra especial a todos aquellos que han pasado por los ríos caudalosos y por los hornos de fuego de las aflicciones, y que están enfrentando pruebas que siempre van en aumento. Yo creo que es posible que su tiempo de prueba no tenga nada que ver con el castigo. En lugar de eso, yo creo que es lo siguiente:

Algo eterno –algo que tiene que ver con su vida en el nuevo mundo que viene – está en el centro de su prueba. La batalla que usted está soportando ahora, no tiene que ver con este mundo, ni con la carne, ni con el diablo. En lugar de eso, la lucha que está enfrentando es una preparación para su servicio eterno en la gloria. Usted está siendo preparado para servir en el la eternidad.


Piense en ello: El mismo día que usted comprometió su vida a confiar en Dios, sin importar el costo, él sabía que vendría una prueba para usted. El sabía desde ese día – y usted lo sabe ahora – que usted lo amaría a través de todo lo que venga. Por gracia, usted está determinado a ser un vencedor.


Yo estoy convencido que lo que usted está enfrentando ahora mismo, apunta a la Nueva Jerusalén. El apóstol Juan escribe sobre ese tiempo que viene: “Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán” (Apocalipsis 22:3). “Allí no habrá más noche…y reinarán por los siglos de los siglos” (22:5). “(El) nos ha hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (5:10).

Todo esto habla de actividades. Sugiere que Dios está preparándonos para lo que él quiere encomendarnos en el nuevo mundo. Dicho de una manera simple, él tiene planes para nosotros que van más allá de nuestro entendimiento. Pablo habla de esto cuando dice que serviremos a Dios continuamente, con toda alegría: “Juntamente con él nos resucitó y así mismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:6-7 mis cursivas).


Piense en eso: oiremos testimonios de las bondades misericordiosas del Señor por toda la eternidad. Y habrá un gran y poderoso cantar. Imagínese la reunión de alabanza que tendrá lugar cuando todos los ángeles canten de los pecadores que ahora son salvos. Si esos seres celestiales se regocijan por un pecador salvo, según nos dice Jesús, ¿cómo será el sonido cuando millones de los redimidos de todos los siglos entren marchando?En un periodo reciente de gran prueba yo le pregunté al Señor: “Si hay lecciones que debo de aprender debido a esta prueba, por favor enséñame”.

El Espíritu habló claramente a mi corazón: Tu aflicción presente no tiene nada que ver con castigo. No tiene nada que ver con este mundo. Tu larga e intensa prueba tiene que ver con la eternidad. Te estoy preparando para servicio y para ministerio en mi reino.”


Amado santo. Yo creo que estamos siendo apartados de todo lo que es de este mundo. El dolor que estamos experimentando ahora, son contracciones terribles de parto. Dios nos ha permitido ser debilitados en nuestras fuerzas humanas para que dejemos nuestros esfuerzos y le permitamos que él nos lleve el resto del camino.

Hay una antigua canción cristiana que dice:

“En la eternidad
Cuando llegue la mañana
cuando todos los santos de Dios se reúnan en casa
Contaremos la historia de cómo vencimos
Y lo entenderemos mejor
En la eternidad.”

Yo he testificado sobre la bondad de Dios toda mi vida. Y en el nuevo mundo que viene, yo también seguiré contando mi historia por todo el cielo, de cuán real, cerca de mí y misericordioso Jesús ha sido en mis peores momentos. ¡Gloria a Dios!


David Wilkerson