En Mat. 12:38, los escribas y fariseos le dicen a Jesús: "Deseamos ver de ti señal". La respuesta del Señor fue que no recibirían otra señal más que la del profeta Jonás que era tipo de su muerte, sepultura y resurrección. Este anhelo de señales se repitió en Mat. 16 y en Mar. 8. En Juan 6:30,31, la gente de aquellos días le recuerda al Señor que Dios les había dado señal a través de Moisés, la señal del maná en el desierto.Aunque Jesús dijo que no habría otra señal que la de Jonás, después de la muerte y resurrección de Cristo (a través de la cual se cumplió esta señal profética), Israel recibió ciertas señales para confirmar y autorizar a la iglesia naciente y sus apóstoles. Leemos en Hechos 2:43, "Entonces caía temor sobre toda persona, pues se hacían muchos milagros y señales por medio de los apóstoles." De nuevo en 2Cor. 12:12, el apóstol Pablo confirma su apostolado diciendo: "Las señales de apóstol han sido realizadas entre vosotros con toda paciencia, con señales, prodigios y hechos poderosos." Esta idea se repite en Heb. 2:3,4, "¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación, que al principio fue declarada por el Señor, nos fue confirmada por medio de los que oyeron, dando Dios testimonio juntamente con ellos con señales, maravillas, diversos hechos poderosos y dones repartidos por el Espíritu Santo según su voluntad."Cuando juntamos estos versículos se hace evidente que Dios puso el sello de su aprobación sobre la iglesia y sus apóstoles mediante señales y milagros. Si ahora miramos en 2Cor. 14, vemos que el Espíritu Santo dice "las lenguas son por señal", descubrimos una de estas señales.
Las otras eran los milagros por un lado y el don de sanidad por otro. En las referencias previamente citadas los milagros se mencionan específicamente como señales de los apóstoles...Así que las lenguas, los milagros y el don de sanidad eran todos señales que confirmaban a la iglesia primitiva y sus apóstoles.
Del mismo modo que ahora ya no hay lenguas porque su razón de existir ha terminado, así también las señales sobrenaturales que daban autoridad a la iglesia y sus apóstoles ya no están con nosotros. No hay apóstoles hoy y la iglesia no necesita la misma confirmación que en sus primeros días.Una objeción a esta podría ser: ‘Bien, entonces usted no cree que Dios cura hoy en día o realiza algún tipo de milagros.’ Eso está lejos de mi intención.Lo que decimos, y lo que la evidencia de la Escritura apoya abrumadoramente, es que el don de sanidad y la realización de milagros como don ya no se dan en nuestros días, lo cual ocurre también con las lenguas.
Aùn aquellos que pretenden tener hoy en día el don de sanidad no lo ejercitan como lo hizo la iglesia primitiva. Cuando uno lee el libro de los Hechos descubre que las curaciones eran algo espontáneo que nadie era animado a "saltar la fe" o "esperar con expectación un milagro". De hecho, algunos de los curados eran los primeros en sorprenderse. Tomemos como ejemplo el cojo a la puerta del Templo que fue sanado por Pedro y Juan.
Esta historia se relata en Hech 3.Notemos en primer lugar donde aconteció el milagro, el Templo. Era una ocasión que los judíos podían contemplar, comprobando la autoridad de la iglesia primitiva y de los apóstoles. Observemos en segundo lugar que el cojo no esperaba nada más que limosna. No esperaba la curación, no pidió ser sanado, no buscaba a Dios para que acabara con su enfermedad. En realidad, nada evidencia que fuera creyente. Cuando Pedro y Juan se le acercaron, él les miró esperando limosna, nada más. Su fe no participaba en este acontecimiento. Cuando Pedro le habló, le dijo: "No tengo plata ni oro" y luego prosiguió "pero lo que tengo te doy, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda" En este momento Pedro le tomó de la mano derecha y lo levantó" El hombre no participó en ningún momento.Esto es una ilustración clásica del don de sanidad. No requería preparación, tampoco fe por parte del beneficiado. Acontecía sólo por la voluntad soberana de Dios como señal divina a la nación de Israel para dar autoridad a la iglesia primitiva. Y siempre que se ejerció este don, nunca fracasó. Nadie se fue sin ser curado. Al comparar esto con lo que hoy pasa como don de sanidad, se ve fácilmente una gran diferencia.Lo mismo se puede decir de los milagros. Jamás se realizaron a petición de las personas. No se hacían con mantos especiales enviados desde lejos (con su respectiva ofrenda) o con la manipulación psicológica de una multitud. Se realizaban por la soberana voluntad de Dios como señales acreditativas de los apóstoles y de la iglesia primitiva....Ademas las lenguas no eran un instrumento evangelístico para alcanzar a los inconversos que, de no ser así, no podrían entender el mensaje. Retrocedamos y leamos el segundo capítulo del libro de los Hechos de los Apóstoles. Los 120 hablaban en lenguas que no habían conocido previamente antes de que la multitud se reuniera. Si esto era evangelización, ¿a quién evangelizaban en aquellos momentos? Además, la multitud que se reunió el día de Pentecostés no necesitaba oír el evangelio en su idioma propio. Entendían el idioma que hablaba Pedro (probablemente el arameo). Fue mediante el discurso de Pedro en un solo idioma, idioma que todos entendían, que la convicción vino sobre ellos y tres mil se entregaron al Señor. Fue el escuchar las obras maravillosas de Dios en sus propias lenguas (Hech. 2:11), lo que les convenció de que esto era señal de Dios. No era evangelización, sino un ministerio que constituía una señal.Notemos una vez más que las señales se hacían siempre donde había judíos y por lo menos un apóstol. Estas señales, una vez habían cumplido su función de confirmar a la iglesia primitiva y a los apóstoles, desapareció. El don de sanidad no está vigente hoy en día y aquellos que pretenden tenerlo, no lo practican en absoluto como la iglesia primitiva. Igual ocurre con el don de hacer milagros y el de lenguas.
Hoy oramos por los enfermos, pero lo hacemos dentro del contexto de la voluntad de Dios para esa persona.Obviamente la fe está implicada en ello, lo mismo que la obediencia y la confesión del pecado. Leamos Santiago cap. 5, y observemos como todas estas cosas son parte de ese proceso. Dios puede curar -y de hecho cura- a su pueblo, pero no hay ninguna garantía o seguridad absoluta como lo había con el don de sanidad. Algunos han intentado encontrar una solución fácil al hecho acusando al enfermo y diciéndole: "no tienes suficiente fe". Esto simplemente no se ajusta con la Palabra de Dios.Dios realiza milagros también hoy.Cualquier misionero podría hablarnos de las intervenciones milagrosas de Dios supliendo necesidades especiales, protegiendo a personas, etc. Todo cristiano que haya andado con el Señor un cierto tiempo puede afirmar lo mismo. Pero esto no es el don de hacer milagros.. El don de hacer milagros no falló nunca. Siempre, junto con el de sanidad y lenguas, fue realizado por apóstoles y en presencia de judíos. Así que, cuando decimos que estos dones ya no existen, no limitamos a Dios afirmando que no puede hacer ciertas cosas; estamos simplemente reconociendo lo que Dios ha afirmado en su propia Palabra. Y al hacerlo, nos encontramos de acuerdo con esa Palabra.Israel buscaba señales. Antes de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, no se le dio ninguna otra señal al pueblo que la de su venida redentora. después de la resurrección, se dieron señales que silenciaron a los judíos y confirmaron a la iglesia primitiva y sus dirigentes
G.GARDINER
Para ver el estudio completo:
http://chacoresi_cristianos.googlegroups.com/web/La%20Cat%C3%A1strofe%20de%20Corinto.doc?hl=es&gda=9PKK0FUAAACnfXYDjo5UTkJyQkFtQuLU3G4egV00kCosETF8w5qsoeG2sVwGLF-i21hNBTL4y6MB9Hoh-ouKk_99rYy-c8vWJfBPLhaZtPHS-lg1XBhD1yKDxVwUzNwhR3cq24UunzE
De esta manera, pensamos que Dios actúa muchas veces en la vida del cristiano en forma milagrosa y según su voluntad, y el mayor de los milagros que se ha producido fue el de Cristo crucificado por nuestros pecados y el la Salvación eterna que podemos tener ahora, a través del arrepentimiento y mediante creer en El como único y suficiente Salvador. Luego mediante ser sus hijos y permitirle hacer su voluntad en nosotros, vamos creciendo a su imagen y semejanza, teniendo así una vida abundante de paz y gozo en el espíritu Santo que el mundo inconverso no la puede tener, y bueno pienso que estos son uno de los milagros que se pueden dar en nosotros por la gracia de Dios, y gran milagro por lo cierto, el de tantas personas cambiadas y hechas totalmente nuevas por el poder de un evangelio puro y de la exposición rica de las verdades bíblicas que alumbra a todo creyente sumiso a El. Y la verdad da pena encontrar hoy, muy poco a esos grandes predicadores como Spurgeon y Moody que realizaban verdaderos milagros en las vidas de las personas, a través del testimonio de sus vidas y la exposición rica de la palabra de Dios, esos si eran avivamientos!! Y no utilizaron mas q eso. Cuando tenían q hablar del pecado, de la gracia de Dios lo hacían con el verdadero poder que transmite las escrituras bien utilizadas y las poderosas oraciones de creyentes piadosos, y nunca necesitaron y esperaron a hablar en lenguas ni recibir lo q algunos llaman bautismo del espíritu, ni experimentar otras sensaciones espectaculares y gracias a Dios q en ese tiempo no existian aun esos errores de interpretación biblica o bien nose habian expandido tanto.
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