La hora de oración
¡Señor qué gran cambio producirá en nosotros el pasar una hora en tu presencia!
¡Qué cargas tan pesadas nos quitará del pecho! ¡Qué refrigerio, cual lluvia en verano!
Nos arrodillamos y alrededor todo baja;
Y nosotros subimos, y todo, cerca y lejos,
se destaca en el nítido horizonte;
¡Débiles al caer de rodillas; fuertes al levantarnos!
¿Por qué, pues, caminamos con los hombros caídos abrumados de cuitas y problemas
cuando sería fácil obtener el remedio?
¿Por qué hemos de ser débiles o fríos, angustiados, ansiosos, cuando orando
tendremos paz en Ti, gozo, fuerza y valor?
R. TRENCH
¡Señor qué gran cambio producirá en nosotros el pasar una hora en tu presencia!
¡Qué cargas tan pesadas nos quitará del pecho! ¡Qué refrigerio, cual lluvia en verano!
Nos arrodillamos y alrededor todo baja;
Y nosotros subimos, y todo, cerca y lejos,
se destaca en el nítido horizonte;
¡Débiles al caer de rodillas; fuertes al levantarnos!
¿Por qué, pues, caminamos con los hombros caídos abrumados de cuitas y problemas
cuando sería fácil obtener el remedio?
¿Por qué hemos de ser débiles o fríos, angustiados, ansiosos, cuando orando
tendremos paz en Ti, gozo, fuerza y valor?
R. TRENCH
Estracto del libro: D. L. MOODY - La Oración Que Prevalece
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La Oracion Que Prevalece ***************
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